Brasil, Amazonas, padre de todos los ríos

Brasil, Amazonas, padre de todos los ríos

En este momento estás viendo Brasil, Amazonas, padre de todos los ríos

Más de 1.000 afluentes, un caudal 60 veces superior al río Nilo, el río más largo del mundo… este monstruo tiene muchos nombres desde su nacimiento en los Andes Peruanos hasta su desembocadura en el Océano Atlántico: Tunguragua, Marañón, Apurimac, Ucayali, Solimões y finalmente, Amazonas.

¿Y cómo se realiza un viaje a través del Amazonas? Evidentemente en barco, pero en mi caso lo he hecho en etapas diferenciadas.

¿Cómo comenzar? Belem – Manaus

La primera etapa fue el trayecto Belem – Manaus, en un bote lento de pasajeros. La duración total fue de siete días. El barco tenía tres niveles, correspondientes a las tres categorías existentes.

El nivel inferior era el más económico, unas 140 personas como en una caja de sardinas. El segundo nivel era un poco más agradable, pero sólo un poco, en teoría para 80 personas (aunque ya de por sí había marcados números para 105 hamacas) y con aire acondicionado (el cual no vimos en los siete días), aquí estaba yo. Y el nivel superior era básicamente para gente más acomodada, con camarotes privados.

En los dos niveles inferiores se dormía con hamaca. Yo me la compré en Belem. Había de todos los colores, precios y tamaños, pero una económica como la mía podía salir a 5 euros.

Y la comida… creo que hubo dos problemas. En primer lugar es que la comida para comer y cenar era la misma todos los días: carne guisada o pollo acompañados de arroz, judías y pasta, en estos momentos es cuando se echa de menos la tortilla de patata y el jamón serrano.

Por otro lado creo, que los extranjeros no estábamos acostumbrados a la comida porque bastantes caímos enfermos. Durante dos días estuve con una caldera en la cabeza y un grifo en el culo, nada parecido a un crucero, ¿eh? Y el desayuno… café y mantequilla, nada de lujos.

¡Seguimos! de Manaus a Tabatinga

La segunda etapa del viaje me llevó en bote rápido desde Manaus hasta la población fronteriza de Tabatinga. Tras pasar unos malos días, preferí pagar dinero para tomar una embarcación rápida. Pero cual es mi sorpresa que el bote del día siguiente está lleno y no sale hasta dentro de siete días, además la chica del mostrador me comentó que nunca hay gente que cancele en el último momento.

Por suerte, a la mañana siguiente fui a la hora del embarque y le lloré al capitán, con lo que accedió a llevarme. Eso sí, la tontería sale por un ojo de la cara, pero es que las alternativas son muy pocas: o 7 días en barco hasta Tabatinga, o un avión que cuesta sobre 260 euros o un bote rápido, 36 horas y 150 euros. Si alguien está interesado la empresa se llama AJATO.

En la siguiente entrada del blog, escribiré sobre el trayecto en el Amazonas, pero ya en Perú.

Un poco del viaje

Uno de los atardeceres más bellos que he visto en mi vida ha sido en el Amazonas, entre los colores, los animales y el sitio te quedas sin palabras.

El recorrido que hice yo fue a contracorriente con un barco brasileño, bastante mejores que los peruanos, aunque bueno, no se puede considerar un crucero:

En el lado brasileño, cuando te acercabas a una población, las madres salían al encuentro del barco con sus niños para que los tripulantes les regalaran alguna golosina o juguete. Hay que tener en cuenta que muchas de estas poblaciones están incomunicadas por carretera, con lo que todo proviene del río.

Supongo que para estos niños la ilusión que les haría ir en busca de un barco que les podía lanzar unas golosinas tenía que ser por lo menos similar a la de los reyes magos o el olentzero. Había niños de no más de tres años que cuando a lo lejos veían una embarcación tomaban el bote y remaban con todas sus fuerzas para alcanzar a los barcos.

Las casa en los poblados eran cuatro palos y unas ramas en el techo. La verdad es que cuando ves el interior de las casas te acuerdas de la diferencia con tu vida en la ciudad, con Internet, televisión, o cosas que nos parecen tan normales como un frigorífico y una lavadora.

Durante el transcurso por el río, se realizaban verdaderos abordajes. Estas pequeñas barcas se unían a nuestro barco para vender cualquier cosa. A su vez (como en ésta fotografía) tenían que achicar el agua que inundaba sus embarcaciones.

Disfrutar del camino

El Amazonas transfiere calma, ya que los compartimentos eran mínimos, y lo único que podías hacer era leer libros, jugar a cartas o hablar con los compañeros del barco el amanecer y el atardecer eran unos de los mejores momentos del día.

En medio de la mayor selva del mundo muchos animales se colaban en el barco, como esta tremenda mariposa. También se podían ver delfines, grises o rosados.

Esto no es como mi ciudad

Parecerá una tontería, pero el cielo aquí es diferente, al igual que me sucedió en Bolivia o Perú, el cielo era muchísimo más nítido. La contaminación quedaba lejos de aquí.

Eso sí, todo es muy diferente que en la civilización. Por ejemplo, puedes ver gasolineras flotantes. Hay que tener en cuenta que aquí el río es como una gran autopista.

Tabatinga, la triple frontera

Y por fin en Tabatinga, triple frontera entre Brasil, Colombia y Perú. Esta pequeña localidad brasileña fue mi último paso por Brasil.

Es un pueblo que está mirando al río, espina dorsal de la economía del lugar. Aquí la cercanía de la selva se palpa en el ambiente. De hecho, adentrándote un poco en el bosque, a escasos metros de la ciudad, acabas estando en plena selva. Los jugos… increíbles, por 1 real (30 céntimos de euro) tienes medio litro de zumo natural, con fresas, moras, plátanos…

Alojamiento:

  • Hotel Internacional “Backpackers”
  • Precio: 15 reales (6 euros), sin desayuno.
  • apuntes: limpio, la gente del Hostel te ayuda para cualquier problema, incluso con los trámites de frontera.

En Tabatinga la mototaxi será tu amiga, es el método más sencillo de moverte por la ciudad, económico y rápido.

Aquí las casas son muy humildes, aunque en otra época en el Amazonas se respiraba opulencia por el caucho. ¿Una logia masónica en medio del Amazonas? seguro que el escritor Dan Brown tendría alguna explicación rebuscada (y por supuesto aderezada con un asesinato de un padre misionero)

Pero lo normal son casas mucho más precarias:

En resumen, un viaje muy recomendable para realizar. El próximo día más 🙂

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

Responder a Ernesto Dates Cancelar la respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. Adriana

    No sé cómo navengando por Internet llegué a tu blog que me ha tenido pegada un buen rato. Muy buen relato del viaje, me parece que hiciste un viaje espectacular. Seguiré leyendo tus relatos. Un beso

  2. Anónimo

    muy buen diario de viaje tomo algunos datos !!! yair de argentina

  3. Ernesto Dates

    Grosso tu sitio , me encantó , es realmente un gran anticipo de viaje. Hoy no se si lo haría , pero a los 20 seguro . Saludos !! y por mas !