Sintra

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A unos pocos kilómetros de Lisboa se encuentra una de las villas más impresionantes de Portugal: Sintra. Desde 1995 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, tiene muchísimos atractivos para lo pequeña que es la población.

En otras épocas fue lugar de retiro de la realeza Portuguesa y de los nobles. Realmente no tenían mal gusto, la sierra, el mar en la lejanía, el río Tajo, los palacios…

Pero también hay un «pero», la masificación de turismo. Un consejo, no hagas como la mayoría una escapada desde Lisboa de 4 horas y te marches. Es mejor pasar la noche y disfrutar del pueblo cuando las hordas de  turistas se han marchado. De esta manera se puede disfrutar de la ciudad con más tranquilidad.

Llegar a Sintra desde Lisboa es sencillo. Desde la estación de Rossio se toma un cercanías y en 1 hora te plantas en la estación de Sintra.

¿Dónde alojarse?

Alojamiento: 2 Squared Hostel.
Precio: 15 euros la noche, en habitación compartida de 6 personas.
Apuntes: hostel de batalla, nada especial. Lo mejor, que está a 5 minutos de la estación de tren.

Sintra, el pueblo

La villa está llena de mansiones y palacetes, aunque hay que tener cuidado con los mapas ya que son engañosos. Lo bueno del municipio es que paseando se puede llegar a cualquier lado.

Lord Byron describió así a la ciudad:

«Quizás el más encantador de Europa en todos los aspectos; contiene bellezas de todas clases, naturales y artificiales: Hay palacios y jardines que se alzan en medio de rocas, cataratas y precipicios; conventos en lo alto de formidables cimas; una vista del mar y el Tajo a lo lejos… reúne en si toda la naturaleza salvaje de Escocia y el verdor del sur de Francia.»

Evidentemente era otra época, y las exageraciones estaban a la orden del día, pero sí que es cierto que la integración entre la naturaleza y los palacios es espectacular. La esencia del romanticismo portugués se encuentra en Sintra.

Probablemente el Palacio nacional de Sintra, situado en el centro de la villa conforma la silueta más reconocible del pueblo. Sinceramente creo que es más fotogénico que bonito, con sus enormes chimeneas cónicas para la fabricación de azulejos.

Quinta da regaleira, el surrealismo llega a la ciudad

En las afueras de la ciudad se encuentra el que probablemente es uno de los espacios más sorprendentes y enigmáticos de Sintra. Está declarado patrimonio mundial por la Unesco, y sus lagos, grutas, pasadizos, e incluso a una torre subterránea (sí, es correcto) le dan un toque a parque temático para la clase alta portuguesa.

Augusto Carvalho Monteiro, el propietario de la finca, fue un magnate que heredó una enorme fortuna y que la amplió vendiendo café y piedras preciosas. Entre 1892 y 1910, junto con el arquitecto Luigi Manini confeccionaron este espacio dedicado a la alquimia, la masonería, los templarios y la rosacruz.

Un ejemplo claro es la torre invertida, o pozo iniciático. Esta curiosa torre al revés es un profundo pozo de 27 metros y 9 niveles. Para subir hay una escalera de caracol.

Es probable que se utilizara para ritos iniciáticos de masonería, donde los masones debía subir los nueve pisos que representaban a la divina comedia de Dante.

Una excursión hasta el Palacio da Pena

Al día siguiente realicé una excursión desde la ciudad hasta el Palacio da Pena a través de la Sierra de Sintra. El paseo es maravilloso, atravesando un húmedo bosque, o visitando el Castillo de los moros, un poco antes de llegar a nuestro destino.

La sierra de Sintra

Supongo que no me lo esperaba, pero me pareció espectacular, como ya he comentado anteriormente resulta chocante que tan al sur exista un lugar tan húmedo. De hecho el verdor del bosque me recordaba al norte de la península. Supongo que mucha culpa de ello la tiene la influencia del océano Atlántico.

El palacio da pena y el castillo de los moros no son los únicos edificios espectaculares que existen por la zona, el palacio de Monserrate o el convento de los capuchinos son otros dos de los lugares señalados para las visitas.

Si te gusta la naturaleza este es un sitio muy recomendable, vegetación y vistas espectaculares, muy bien señalizado y no muy complicado. Y si encima te toca un día como el que me tocó a mí puedes disfrutar de lugares tan chulos como los de las fotos (niebla incluida)

El Castillo de los moros, subiendo un poco más

El Castelo Dos Mouros, fue erigido por los árabes durante los siglos VIII y IX como enclave defensivo. Desde aquí se vigilaban los caminos de tierra que unían Sintra a Lisboa, Cascais y Mafra.

Posteriormente, ya en el siglo XII fue conquistado por los cristianos de Dom Afonso Henriques, primer rey de Portugal.

En teoría es posible observar toda la línea de costa y obtener una vista privilegiada de la sierra de Sintra. Sin embargo yo no lo pude apreciar porque el viento y la niebla eran terribles.

El castillo aún conserva dos portones románicos y algunos frescos de una antigua necrópolis medieval.

El Palacio da Pena, ¿un castillo de LEGO?

El castillo de los moros está muy cerca del palacio da pena. Una visita individual para ver ambos puede salir cara, aunque para evitarlo existen tickets combinados.

Los alrededores son un auténtico espectáculo, así que tan interesante como el palacio me parecieron sus alrededores. En el enorme jardín inglés se pueden encontrar bosques de helechos, robles, hayas, secuoyas gigantes… y varios edificios románticos. La integración de los edificios con el tupido follaje tiene mucho mérito.

Un poco más arriba se encuentra el destino del día: probablemente el castillo más extraño que he visto en mi vida (de hecho aún me debato si me gustó o no)

El origen de su construcción data de 1836 por Fernando II de Portugal. En el castillo se puede apreciar una amalgama de estilos, como el gótico, neoislámico, manuelino…

Si se está en Sintra la visita al palacio y sus excentricidades es obligada. Sin embargo quizás no tanto su interior, en mi opinión prescindible.

Un poco más arriba se encuentra el destino del día: probablemente el castillo más extraño que he visto en mi vida.

A veces me parecía que estaba viendo el castillo de Walt Disney. O quizás que un niño lo había construido con piezas de LEGO, y que se había quedado sin piezas de un color, con lo que había seguido con otro, rojos, amarillos, grises…

 

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. Anónimo

    Lindas imágenes, anoto el lugar en la lista de viajes soñados. Un saludo desde Argentina.

    Mariela

  2. Elena

    Tus fotografías son preciosas. La niebla da aún más encanto a todo el lugar.

    Un saludo

  3. David

    Muchas gracias Elena, me alegro que te guste! ya he visto que tu también escribes y viajas, y muy bien por cierto!