Subida al Volcán Pacaya, un clásico desde Antigua

Subida al Volcán Pacaya, un clásico desde Antigua

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A poco más de una hora de Antigua, el Volcán Pacaya ofrece una experiencia muy atractiva en Guatemala. Activo, accesible y rodeado de paisajes sobrecogedores, es una excursión perfecta para quienes buscan aventura sin necesidad de ser montañistas expertos.

En nuestro caso, lamentablemente fue una experiencia que reemplazó a otra: tuvimos que sustituir la excursión al Volcán Acatenango, que nos hacía muchísima ilusión, porque las condiciones climatológicas no eran buenas. Y aunque al principio nos supo a poco, el Pacaya nos acabó sorprendiendo con su paisaje volcánico.

Un volcán muy vivo

El Volcán Pacaya es uno de los tres volcanes activos de Guatemala, junto al Volcán de Fuego y el Santiaguito. Se eleva hasta los 2.552 metros sobre el nivel del mar, y su silueta domina el horizonte del sur del país. Su primera erupción registrada data del año 1565, y desde entonces ha tenido una actividad casi constante, con pequeñas erupciones y columnas de humo que se pueden ver en días despejados.

Es también uno de los volcanes más visitados de Guatemala, no solo por su belleza y actividad, sino porque es el más accesible desde Antigua y Ciudad de Guatemala, y la caminata es relativamente sencilla. Desde hace algunos años no está permitido subir hasta la cima, por motivos de seguridad, ya que la actividad volcánica continúa y las condiciones del terreno son inestables. Aun así, el recorrido hasta las zonas de lava solidificada y miradores ofrece una experiencia inolvidable.

En días claros, las vistas son impresionantes: se puede ver el lago de Amatitlán y, a lo lejos, los colosos del Agua, Fuego y Acatenango, un recordatorio constante de la fuerza natural que rodea esta región volcánica.

Cómo llegar y normas del parque

El Volcán Pacaya se encuentra dentro del Parque Nacional Volcán Pacaya, en el municipio de San Vicente Pacaya, departamento de Escuintla. Desde Antigua o desde Ciudad de Guatemala se tarda entre una hora y hora y media en llegar. Lo más habitual es contratar una excursión organizada, ya que el acceso al parque solo está permitido con guía oficial.

La caminata empieza en el pequeño pueblo de San Francisco de Sales, donde se paga la entrada al parque y se forman los grupos con guías locales certificados. Allí también se pueden alquilar caballos para quienes prefieran no hacer el ascenso a pie (aunque si estás es unas condiciones físicas normales, no es necesario). El sendero está bien señalizado y cuenta con varios miradores naturales donde se puede descansar, tomar fotos y disfrutar de las vistas hacia los valles y los volcanes vecinos.

La experiencia de subir el Pacaya

La ruta al Pacaya no es especialmente complicada: son unas dos horas de ascenso por senderos de tierra volcánica, rodeados primero de vegetación y luego de un paisaje árido de roca negra. La pendiente es constante pero llevadera, y los guías suelen marcar un ritmo cómodo para el grupo.

Durante el recorrido, el guía nos fue mostrando curiosidades del entorno: desde unas hojas que sirven para limpiarse (llamadas localmente «hojas de queso«), hasta larvas de gusano sorprendentemente grandes que viven bajo la corteza húmeda de los árboles. A medida que se gana altura, el verde desaparece y el paisaje se vuelve más lunar, con vistas espectaculares de los volcanes cercanos (si las nubes dan tregua, todo hay que decirlo).

En la zona más alta a la que se permite llegar, el suelo aún desprende calor volcánico, y los guías aprovechan para hacer una pequeña demostración de “cocina volcánica”. En nuestro caso, nos mostraron cómo derretir golosinas directamente sobre las grietas del terreno, una experiencia divertida y diferente que se ha convertido en parte del ritual del Pacaya.

Aunque el clima no siempre acompaña, como fue nuestro caso ya que era septiembre, plena temporada de lluvias, el simple hecho de caminar por un volcán activo, rodeado de nubes y humo, es una sensación difícil de olvidar.

Consejos para disfrutar de la excursión

El ascenso al Pacaya no es difícil, por lo que si tienes una condición física normal, no hace falta subir a caballo. Es importante llevar agua suficiente, protector solar y, en época de lluvias, un buen chubasquero o capa ligera, porque los aguaceros pueden aparecer de improviso.

El calzado debe ser cómodo y con buena suela, ya que el terreno volcánico puede resbalar, y conviene llevar algo de efectivo para dar una propina al guía, que suele compartir historias, datos curiosos y consejos muy útiles durante la caminata.

Además, si vas en temporada de lluvias, ten en cuenta que puede haber desprendimientos en la carretera. Nosotros teníamos programada la excursión por la mañana, pero nos la cancelaron por desprendimientos. Por suerte, pudimos ir por la tarde. No obstante, la experiencia merece la pena.

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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