No es ningún secreto que el entorno rural de Galicia tiene un encanto especial. Es una tierra sacada de un cuento, donde las bruixas y las meigas campan a sus anchas.
Un pueblo que representa muy bien este entorno rural gallego (quizás algo idealizado) es Ponte Maceira, una pequeña aldea situada en la parroquia de Portor, dentro del ayuntamiento de Negreira. Se encuentra apenas a 20 kilómetros de Santiago de Compostela, así que si estás por la zona, la excursión bien merece la pena.
El puente, perfecto para una postal
Los peregrinos que continúan el Camino de Santiago desde Santiago hasta Fisterra, si no se desvían, atravesarán por el puente que da tanta identidad a la aldea.
El A Ponte Vella (El Puente Viejo) data del siglo XII, aunque aprovechó los restos de un puente romano anterior.
Su hermosos cinco arcos ayudan a atravesar el río Tambre, en el cual es posible bañarse en verano.
Como todo buen puente medieval que se precie, tiene sus leyendas. Por ejemplo, que los discípulos del apóstol Santiago pasaron por aquí con sus restos, perseguidos por soldados romanos. Gracias a una intervención divina, al más estilo Moisés en el Mar Rojo, el puente se vino abajo para impedir la persecución. Es una manera muy poética de endulzar un problema estructural.
Un conjunto… ¿medieval?
Ponte Maceira es un conjunto histórico artístico de primer nivel. Si bien no tiene muchos edificios, el conjunto es precioso. De hecho, ha sido merecedor de estar considerado uno de los pueblos más bonitos de España.
Además del puente, el conjunto lo conforman el Pazo de Baladrón (aunque parezca antiguo no lo es tanto, de entre 1945 y 1955), varios molinos y la pequeña capilla de San Brais o San Blas.
No obstante, lo mejor es disfrutar deteniéndose a disfrutar de este maravilloso entorno rural.
Pero como todos los entornos rurales, A Ponte Maceira no está exenta de dificultades. Actualmente siguen teniendo problemas para la vida cotidiana del siglo XXI, como lo son el acceso a Internet, enterramiento del cableado o parking de acceso para turistas. En nuestra mano está ayudar económicamente con un turismo responsable que preserve este bello paraje.