México, San Cristóbal de las Casas

México, San Cristóbal de las Casas

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Catedral de San Cristóbal Mártir

Caminando por una ciudad colonial, San Cristóbal de las Casas

Normalmente cuando he hecho un viaje largo la gente te pregunta: «¿Qué es lo que más te ha gustado del país?«. Es difícil de responder a esta cuestión, es como comparar un coche con una ensalada, por decir algo. No tiene nada que ver una ciudad colonial con unas ruinas, o la selva con los glaciares.

Pero en este viaje al menos puedo responder que lo que más me ha impactado es la región de Chiapas, por todo, por su cultura, por la espectacular naturaleza, por su historia e historias. No estuve demasiado tiempo por aquí, sólo 1 semana, pero me dieron ganas de quedarme 1 mes.

Y como base tomé la ciudad de San Cristóbal de las Casas, que aunque no es la capital (ese honor le corresponde a Tuxtla Gutiérrez), se puede considerar como la capital cultural.

La ciudad tiene algo especial que la hace diferente. Supongo que será la mezcla indígena con el ambiente cosmopolita que se vive por sus calles y mercados. Su tamaño medio también hace que caminar por sus calles y recorrer los puntos más interesantes sea muy sencillo.

Además de la capital cultural también es la capital indígena, rodeada de pueblos Tzotzil y Tzetzal, el aire zapatista se deja sentir por los puestos y tiendas.

¿Dónde dormir?

  • Alojamiento: Rossco Backpackers Hostel
  • Ubicación: céntrico, a pocas cuadras del templo de Santo Domingo. C/ Real de mexicanos 16
  • Precio: 125 pesos (8 euros) la noche en habitación de 10 personas con desayuno.
  • Apuntes: un hostal excelente, con habitaciones para todos los bolsillos y unos empleados muy simpáticos. Por la noche hacen una hoguera, ideal para conocer a gente. También es posible reservar excursiones.

Las calles, la esencia de la ciudad

El tamaño de la ciudad la hace perfecta para conocerla caminando. Así podrás disfrutar de sus callejuelas coloniales, y de su ambiente un poco hippie.

Los mercados

Uno de los puntos fuertes de esta ciudad son los mercados con artesanía local. Camisas, vestidos, pañuelos, muñecos, hamacas… elije, que si se puede tejer está aquí. Además tienen las «tres B» de calidad para un mochilero: bueno, bonito y barato.

Cerca del templo de Santo Domingo está uno de los mercados de artesanía. Es una gozada perderse por sus numerosos puestos. Animaros a comprar algo, que la artesanía es local.

También merece la pena perderse por el mercado municipal, con cientos de puestos de comida, vestidos, tecnología… sería lo que nosotros llamamos aquí un «rastro«. Dentro del mercado se puede comer una comida casera por precios muy económicos, por 26 pesos + bebida ya has comido (unos 2 euros)

Las iglesias y templos

Aún es algo que me impacta en Latino-América. Los colonos españoles impusieron su religión por encima de las indígenas a base de fuego y espada. Sin embargo, hoy en día la mayoría es católica, aunque con toques de antiguas religiones. Como dijo Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mis contradicciones».

En las siguientes imágenes la catedral, el templo de Santo Domingo y otras iglesias de la ciudad:

El San Cristóbal más bohemio

No sé qué pensará la gente de San Cristóbal que siempre ha vivido allí del turismo hippie y la cantidad de extranjeros que se han afincado en la ciudad, pero lo cierto es que el ambiente es muy particular.

Uno de los locales con más solera es el Kinoki. Se trata de un foro cultural con dos salas, en donde además de charlas y exposiciones se proyectan diariamente tres películas, creo que eran 40 o 50 pesos la entrada.

Tienen más de 1.500 títulos para proyectar, cuando yo estuve vi la película alemana «Corre Lola, corre«. Si no se quiere ver una película merece la pena disfrutar de la terraza y de sus vistas, sobretodo al atardecer, aunque el local sea un poco más caro que el resto.

Otro de los locales con mucha fama es el Café bar Revolución, donde todos los días a partir de las 8 de la tarde hay música en directo de rock, salsa o blues.

Curiosidades en la ciudad

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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