Vilna – Vilnius (Lituania)

Vilna – Vilnius (Lituania)

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Vilna, el Casco histórico barroco de Europa

Vale, puede que Vilna, la capital de Lituania no sea la niña bonita de las capitales del báltico. Y es que competir con Tallin o Riga es realmente complicado.

Pero esta suposición lleva a engaño. El patito feo del báltico fue Capital Europea de la Cultura en el año 2009, y aún se puede visitar evitando las aglomeraciones turísticas de sus hermanas del norte… por ahora.

Está claro que la ciudad tiene los suficientes atractivos como para que hagas una visita. En primer lugar, que es patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 2004. Y es que probablemente tenga el mayor centro histórico de estilo barroco de toda Europa.

En segundo lugar, que con su algo más de medio millón de habitantes, Vilna (Vilnius) es perfecta para dedicarle un fin de semana tranquilo. Además, desde aquí es muy fácil moverse por el norte de Europa, ya sea a los países bálticos (Estonia, Letonia, Lituania), o por el centro de Europa (Polonia está a 150 km, y Bielorrusia a tan sólo 30 km)

En tercer lugar, la zona es económica, probablemente un 25 – 30% más barata que España. Por ese motivo podrás disfrutar sin mirar demasiado la cartera. Te recomiendo mirar la página numbeo para comparar precios entre ciudades.

Y por último, que es fácil llegar hasta allí. Ha pasado mucho tiempo de su pasado comunista y del telón de acero. Ahora se trata de un país moderno, que se puede viajar desde España a través de compañías lowcost. Además, una vez en el aeropuerto, con el tren es muy fácil desplazarte al centro de la ciudad  ¡tarda sólo 8 minutos y cuesta 1 euro!

¿Dónde dormir?

  • Alojamiento: Jimmy Jumps House/Hostel
  • Precio: 32 euros por noche, habitación doble.
  • Apuntes: un buen sitio, céntrico y limpio. Hay gofres recién hechos para desayunar. Por cierto, no te preocupes por la WIFI, Lituania es uno de los países del mundo con mejor conexión a Internet.

Empezamos la visita, el centro histórico

Cuando viajas, la mejor manera de disfrutar una ciudad es perderse por sus calles y ver el ajetreo del día a día. Con un Casco histórico patrimonio de la humanidad… ¿quién no querría darse un paseo?

En el centro de la ciudad hay infinidad de palacetes e iglesias, calles y comercios donde parar. Su Casco histórico tiene 3.6 km², con lo que se trata de uno de los más grandes de toda Europa. Pero no te asustes, es fácil recorrerlo.

Y si hace buen tiempo, qué mejor que ir caminando desde el ayuntamiento, a través de la hermosa calle Pilies (Pilies Gatve), hasta la Plaza de la Catedral.

La puerta de la Aurora / Alba (Aušros Vartai)

El centro está plagado de lugares de culto. Probablemente el más sagrado de todos sea la Capilla de la Bienaventurada Virgen María. Este es un espacio de peregrinación tanto para católicos como ortodoxos. Impresiona verles.

Ayuntamiento

Uno de los espacios más bonitos de Vilna se encuentra en los alrededores del ayuntamiento. La plaza es bastante grande, y en sus alrededores hay varios cafés y comercios, siendo un lugar emblemático dentro de la ciudad.

Dentro del edificio hay una oficina de información y turismo.

La universidad de Vilna

Este centro del conocimiento ha tenido varias etapas. Incluso fue clausurado por los rusos en el siglo XIX. Sin embargo, hoy en día disfruta de buena salud, y es posible visitar sus trece patios.

En teoría hay que pagar, aunque con el ajetreo de estudiantes, y si no le dedicas mucho tiempo, nadie te pedirá un billete.

Las iglesias

Como decía una guía, «Hay una cantidad ridícula de iglesias en Vilnius, al menos 40, pero… ¿Quién las cuenta?«. Aparte de este chascarrillo, el patrimonio religioso y cultural es enorme. Aquí convive el laicismo histórico del país, con el catolicismo y la iglesia ortodoxa (influencia de Rusia).

Además de la Catedral, quizás el centro religioso más destacable sea la iglesia de Santa Ana. Curiosamente, a diferencia del barroco imperante, es de arquitectura gótica. Se dice que incluso Napoleón se enamoró de esta construcción. Al lado se encuentra la iglesia de San Bernardino, también muy notable.

La catedral, el Palacio Real y el… ¿Castillo?

Dominando una enorme plaza, se encuentra la principal iglesia católica de Lituania. El edificio, con su imponente porche, da una sensación de solidez. Al igual que en otros países, (por ejemplo, Italia), el campanario se encuentra separado del cuerpo central.

El aspecto actual se debe a las reconstrucciones efectuadas durante los siglos XVIII y XIX. Y el último toque fue de la reforma hecha entre el año 2006 y 2008.

En la misma plaza se encuentra el Palacio Real. Aunque ha sido restaurado en varias ocasiones, sigue siendo un edificio imponente. Su nombre es algo rimbombante: el Palacio de los Grandes Duques de Lituania. También alberga en su interior el Museo Nacional de Lituania.

En la pequeña colina que comienza en la misma plaza, se encuentra la Torre Gedimias, reminiscencias del antiguo castillo desde el que se vigilaban los alrededores.

A pesar de su modesto tamaño, y de ser una construcción hecha en ladrillo, probablemente se trate de la imagen más reconocible de la ciudad. Supongo que para un país en el que la mayor altura se encuentra a 293 metros, esto debe ser una montaña.

Gedimino Prospektas, Alejándonos del centro

Desde la plaza de la Catedral podemos alejarnos un poco a otros sitios interesantes. La Avenida Gediminas​ (Gedimino prospektas), es la arteria comercial de la ciudad. En sus calles están las típicas cadenas de moda que hay en todas las ciudades europeas, y los mismos restaurantes de comida rápida.

Sin embargo, su aire aristocrático y los parques que la bordean, hacen que sea un lugar atractivo para pasear. Además, muchas tardes cierran gran parte de la calle al tráfico, haciéndola completamente peatonal.

En época de buen tiempo se puede disfrutar de músicos, bailarines o comida callejera. Yo me encontré una fiesta de las naciones europeas, donde el puesto de comida de España solamente tenía de típico la bandera. Incluso los camareros, muy amables, me dijeron que se habían inventado los platos.

Museo de las víctimas del Genocidio (KGB)

Si seguimos por la Avenida Gediminas llegaremos al Museo de las víctimas del Genocidio (también conocido por el museo de la KGB). En mi opinión, es una visita obligada a un pasado no tan lejano que no debe repetirse. El coste de la entrada es de 4 euros.

Este museo, hasta no hace tanto fueron las oficinas centrales de la KGB en el país. Está dedicado a todos los lituanos que sufrieron todo tipo de vejaciones, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la independencia del país en 1991, por parte del Gobierno ruso.

Uno de los aspectos más duros de la visita es el acceso a las celdas donde se castigaba a los presos políticos.

La Colina de las Tres Cruces

Vilna está rodeada de verde. Si lo que queremos es combinar lo mejor de una ciudad con lo mejor de la naturaleza, nos podemos acercar a esta colina.

Desde aquí tendremos las mejores vistas de la ciudad, y en la parte baja, un agradable paseo por el río Vilnia. En la parte superior de la colina hay tres cruces, que son una reconstrucción de las originales, destruidas por los soviéticos.

Bienvenidos a la República independiente de Užupis

Como si fuera un anuncio de Ikea, en Vilna también hay un barrio independiente. Se trata del alternativo Uzupis. Aquí hay sitio para okupas, bohemios, artistas, etcétera.

No esperes un sitio impoluto, pero sí muy, pero muy original. Otra de las visitas obligatorias en la ciudad. Por cierto, consta de su propio presidente, bandera… se lo toman en serio 🙂

Para finalizar… curiosidades de Vilna

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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