Semuc Champey y Lanquín: naturaleza salvaje entre cuevas y cascadas

Semuc Champey y Lanquín: naturaleza salvaje entre cuevas y cascadas

En este momento estás viendo Semuc Champey y Lanquín: naturaleza salvaje entre cuevas y cascadas

En el corazón de las Verapaces, escondido entre montañas, ríos y selva, se encuentra uno de los rincones más impresionantes de Guatemala: Semuc Champey. Un conjunto de pozas naturales de un color turquesa hipnótico, rodeadas de vegetación exuberante, y un lugar que muchos consideran la joya natural del país.

Muy cerca se encuentra Lanquín, un pequeño pueblo q’eqchi’ que sirve como punto de entrada a este paraíso. Su ambiente tranquilo y su entorno rural contrastan con la aventura que aguarda a pocos kilómetros río abajo. Llegar no es fácil, pero precisamente por eso conserva esa sensación de destino remoto, salvaje y auténtico.

Mucha gente se plantea si merece la pena ir hasta un sitio tan remoto para pasar 2 o 3 días. Desde mi punto de vista, vale la pena, y mucho.

Cómo llegar

Nosotros llegamos desde San Pedro la Laguna, en el Lago Atitlán en un shuttle nocturno, una de las opciones más comunes para quienes viajan desde el Lago Atitlán. El trayecto es muy largo (unas 10 o 11 horas) y las carreteras, especialmente en los últimos kilómetros, serpentean entre montañas, por lo que conviene ir preparado para una noche de curvas y pocas horas de sueño.

Otra alternativa es salir desde Antigua o Ciudad de Guatemala, con conexiones diarias hacia Lanquín. También se puede llegar desde Flores (Petén) si se está recorriendo el norte del país. En cualquier caso, el último tramo siempre termina en una carretera de tierra, y los vehículos suelen dejarte en el centro del pueblo o en el cruce que lleva a los alojamientos cercanos a Semuc Champey.

Desde Lanquín hasta el parque natural hay unos 10 kilómetros. Puedes llegar en los coloridos pick-ups locales (una experiencia en sí misma) o contratando transporte desde tu alojamiento.

Lanquín

Lanquín es un pequeño pueblo rodeado de montañas, ríos y vegetación tropical. Es el lugar donde la selva empieza a mostrar su fuerza. Aquí la vida es tranquila, los gallos marcan el ritmo de la mañana.

El pueblo cuenta con tiendas básicas, cajeros y algunos restaurantes locales. Es el mejor lugar para comprar lo necesario antes de adentrarte en Semuc Champey, ya que dentro del parque no hay apenas servicios.

Muchos viajeros deciden alojarse en los eco-lodges que se encuentran a orillas del río Cahabón, entre Lanquín y Semuc Champey. Dormir rodeado de selva, con el sonido del agua y las cigarras, es una gran experiencia.

Dónde alojarse en Lanquín

Nosotros nos quedamos en El Retiro Lodge, un alojamiento rodeado de vegetación, junto al río y con un ambiente muy relajado, al menos en la época en la que fuimos, aunque quizás no siempre sea así. Las habitaciones son sencillas pero limpias, y el entorno transmite mucha calma: jardines cuidados, sonidos de la selva y una piscina perfecta para refrescarse después de un día de excursión. Ah, ¡y billar gratis!

El personal fue muy amable y desde allí se organizan fácilmente tours a los alrededores, incluyendo Semuc Champey o cuevas cercanas. La ubicación es ideal para quienes buscan una experiencia más natural, sin dejar de estar cerca del centro de Lanquín. 

Las grutas de Lanquín y un encuentro con murciélagos

A solo unos minutos del centro del pueblo se encuentra el Parque Nacional Grutas de Lanquín, un sistema de cuevas que se adentra en la montaña y donde fluye un río subterráneo. Es un lugar místico, considerado sagrado por las comunidades q’eqchi’, que durante siglos lo usaron para ceremonias espirituales.

Desde el pueblo, las grutas quedan un poco a desmano, pero nada que no pueda solventar un tuk tuk.

En su interior habitan miles de murciélagos de sacos alares (Saccopteryx bilineata), una especie característica de Centroamérica que se refugia en las paredes húmedas y oscuras. Al caer la tarde, salen en masa por la entrada principal, dibujando espirales en el aire mientras comienza a oscurecer: un espectáculo natural que merece la pena contemplar en silencio.
Se recomienda llevar linterna o frontal, ya que la iluminación interior es limitada y el terreno puede ser resbaladizo.

Lleva linterna o frontal, ya que la iluminación interior es escasa y el terreno puede estar resbaladizo. Si vas al anochecer, quédate un rato fuera: ver salir los murciélagos mientras el cielo se va apagando, es una de esas escenas que no se olvidan.

El mirador de Lanquín

Desde el pueblo también se puede subir al Mirador La Viña, al que se accede por un sendero empinado desde el Viñas Hotel. El ascenso es corto pero exigente, especialmente por la humedad. La recompensa: una vista panorámica de Lanquín y de las montañas cubiertas de selva, especialmente bonita al atardecer.

Semuc Champey

El nombre “Semuc Champey” significa en q’eqchi’ “donde el río se esconde bajo la tierra”. Y así es: el río Cahabón desaparece bajo un puente natural de piedra caliza sobre el que se forman varias pozas escalonadas de color turquesa, perfectas para nadar y relajarse.

El acceso a Semuc Champey no es sencillo, y eso es precisamente lo que lo mantiene tan especial. Desde Lanquín hay unos 10 kilómetros de camino de tierra que serpentea entre colinas y selva tropical. La carretera está en mal estado, especialmente durante la temporada de lluvias, por lo que la forma más habitual de llegar es en camionetas tipo pick-up, que salen varias veces al día desde el centro del pueblo.

El trayecto dura entre 30 y 45 minutos, y suele ser toda una aventura: el camino es empinado y lleno de baches, pero las vistas del valle y la vegetación compensan el traqueteo. También hay algunos alojamientos más cercanos al parque, aunque dormir en Lanquín permite tener más servicios y un ambiente más social.

El sendero principal te lleva primero a un mirador panorámico, al que se asciende por una empinada escalera entre raíces, hojas y humedad. El esfuerzo merece la pena: desde arriba se aprecia la formación completa de las pozas, con el río desapareciendo en un extremo y volviendo a surgir con fuerza al otro.

Después, puedes bajar y bañarte en las aguas cristalinas, saltar de una poza a otra y dejarte llevar por la corriente. El entorno es de una belleza pura, casi irreal.

Sus colores recuerdan a las cascadas y pozas de Agua Azul o Misol-Ha, en Chiapas (México), aunque aquí la sensación de aislamiento y selva virgen es mucho mayor.

Cuevas de Kan’Ba

A pocos metros de la entrada del parque están las cuevas de Kan’Ba, un recorrido subterráneo donde el agua del río fluye entre túneles oscuros y formaciones rocosas. La visita se hace con una vela encendida en la mano, y en algunos tramos hay que nadar o trepar por pequeñas cascadas.

No es una experiencia para todos, pero sí una de las más emocionantes de Guatemala. Lleva calzado que se agarre bien y ropa que no te importe mojar. Los guías locales conocen cada rincón y velan por la seguridad del grupo.

Consejos prácticos

  • Lleva efectivo. En Lanquín no abundan los cajeros.
  • No esperes conexión constante. La cobertura es limitada en ciertas zonas, pero la desconexión forma parte del encanto.
  • Si vas en temporada de lluvias. Algunas zonas quedan anegadas, y el color turquesa del agua puede que se torne más marrón, como lamentablemente fue nuestro caso.
  • Lleva linterna, repelente y sandalias resistentes.
  • Contrata guías locales. Contribuirás a la economía de la comunidad y disfrutarás de una experiencia más completa.

 

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.