Una vuelta por los alrededores de Iquitos y las comunidades indígenas
Muy cerca de Iquitos se encuentra la villa de Padre Cocha, un pueblo de unas 2.000 personas inmerso ya en la cultura selvática. Para ir allí es necesario tomar un barquito comúnmente llamado “peque-peque”; Su nombre es debido al ruido que hace el motor.
Una vez en el pueblo (que ni siquiera tiene electricidad) es posible hacer varias excursiones interesantes, desde visitar “La quebrada del amor” donde una pareja de viejecitos regentan un pequeño refugio en la selva hasta la visita de comunidades indígenas pasando antes por una sociedad protectora de animales de la amazonia.
Los lugareños de Padre Cocha son muy amables, y por una pequeña aportación pueden hacer de guía por la zona, yo lo hice con Nixon Cupay, un chico del pueblo que me enseño las comunidades indígenas de la zona (Boras y Yaguas) y me explicó las características de la selva, así como las propiedades medicinales y nutritivas de las plantas ¡Muchas gracias por la ayuda!
La comunidad indígena Yaguas
Aunque parezca mentira, la globalización llega a todas partes, con lo que ellos viven del turismo, si, si, del turismo. Ellos venden o intercambian su artesanía (por camisas u otros objetos) y permiten ver sus danzas por un precio pactado (unos 5 euros). En los artículos de artesanía tienen objetos tan variados como collares, bolsos de anacondas, o cerbatanas.
También venden o intercambian garras de jaguar u otros animales, pero es nuestra labor no comprar estos elementos, por un turismo sostenible. Si compramos garras y saben que se venden cazarán animales.
Antiguamente se cazaban animales con cerbatana untando los dardos en veneno, de hecho los más viejos del lugar todavía lo hacen. Es posible intentar «cazar» algo, aunque lo más probable es que el dardo vaya a otro destino. Pensaba que en mis años escolares con los tubos de los bolis bic y arroz me ayudarían, pero una cerbatana de dos metros no es lo mismo.
La «maloca» es la edificación principal en el poblado, el punto de reunión de la comunidad. en el interior de la maloca pude disfrutar de una danza, y bailar con ellos. Apenas hablaban castellano, pero parece que el turismo les está ayudando en el tema económico.
Espero que al igual que la globalización tiene aspectos positivos no les pervierta la vida fácil, como ya vi en comunidades Guaraníes de Iguazú (Argentina), en donde la comida basura había entrado con fuerza.
La comunidad indígena Boras
Danzando y cantando con los más pequeños en la maloca de los Boras. Están recuperando la cultura que se fue perdiendo para que así perdure en las próximas generaciones. También es posible comprar su artesanía o probar las bebidas típicas de aquí.
Es un pequeño esfuerzo económico, pero te llevas un recuerdo inolvidable y les ayudas económicamente. Bueno, bonito y barato, más no se puede pedir.
La selva
Por los alrededores se pueden dar paseos en un entorno selvático. Como podréis comprender… aquí te puedes encontrar cualquier bicho. Aquí no sabes distinguir entre lo que es selva y no. Por ejemplo esta zona lleva a «la quebrada del amor» y es fácilmente accesible andando, eso sí, si te desmarcas un poco de los caminos estás en medio de la selva.