Es verdad, la noche de Ámsterdam tiene fama, y no es para menos. Sexo, drogas y Rock & Roll forman parte de la cultura tolerante de esta ciudad. Pero empecemos por lo suave.
El Rock & Roll, salir de fiesta
Hay varias zonas para salir de fiesta, los alrededores de la Plaza Dam, el barrio rojo… pero una de las mejores zonas es Leidseplein, en donde hay infinidad de clubs y salas.
Y un club que me gustó mucho fue The Waterhole, en donde es habitual escuchar música en directo. En el local se respira rock americano por los cuatro costados. Y además, no me pareció caro. Así que ya sabes, si quieres escuchar buena música este es un buen sitio.
Para que os hagáis una idea del ambiente, podéis ver el vídeo que grabé allí:
Las drogas
Este es un tema complicado, ya que el concepto que tiene la gente de legalización de drogas en los Países Bajos es bastante inexacto. El resumen es… las drogas blandas en el país no están legalizadas, pero sí toleradas.
Si recapitulamos en el tiempo:
- Años 70: la heroína barata es un gran problema en Ámsterdam, y hace estragos en la población local. La policía no da abasto para hacer frente al problema. Otras drogas, como la marihuana o el hachís, son habituales también, pero sin embargo, no ocasionan tantos problemas.
- Año 1972, el informe «Touwtrekken om hennep» concluye que el consumo responsable de cannabis es factible y que además, se puede comparar con el consumo de alcohol y tabaco.
- En 1976 los Países Bajos ponen en marcha la llamada «política de tolerancia«, cuando se implementó la nueva Ley del Opio, que distingue entre drogas blandas y duras. En la parte de drogas blandas, entre otras, se quedan el hachís, la marihuana, y ciertos hongos.
A partir de este momento proliferan los famosos coffee shop, lugares donde se puede comprar y fumar maría o costo.
- A partir de 2008, con la ley anti-tabaco y sus restricciones para fumar, la cosa se complicó. Se hizo una ley en donde las cafeterías de cannabis solo emitirían tarjetas de membresía para los residentes locales. Pero el turismo de Ámsterdam, en parte está basado en ello (aunque a mucha gente no le guste). Por ese motivo, y después de unas consideraciones muy pragmáticas, sobre los puntos a favor y en contra del plan, el gobierno reescribió la ley, dejando a consideración de cada ciudad la decisión sobre las reglas.
En el caso de Ámsterdam, están tolerados los coffe shop, siempre y cuando:
- La cantidad máxima de venta a una persona sea de 5 gramos.
- El stock no puede ser mayor de 500 gramos.
- No se vendan drogas blandas a menores de edad, se vendan drogas duras 0 se publiciten.
- La ubicación del establecimiento no se ubique en un radio inferior a 250 metros de una escuela.
Sobre el tema de las setas tres cuartos de lo mismo. A excepción de los hongos que contienen psilocibina, el resto está tolerados y es fácil encontrar tiendas en el barrio rojo que los comercializan:
Hasta hace unos años, estaba disponible el Hangover Information Center (Centro de información de resacas), donde puedas limpiar tu castigado cuerpo. A día de hoy, con la imagen renovada que se quiere dar de la ciudad, creo que ya está cerrado.
El sexo
El otro pilar del pecado en Ámsterdam está en el sexo. Aunque hay más zonas que De Wallen (también conocido como El Barrio Rojo o Red Light District)
Siguiendo el mismo pragmatismo holandés que tolera las drogas blandas, la prostitución es legal en el país. Cualquier persona mayor de edad de la comunidad europea se puede prostituir en Ámsterdam.
Existen varias formas de prostitución: pubs, sexo a domicilio, en casa particulares… pero la más impactante al ojo del turista son las ventanas del barrio rojo.
En las ventanas mujeres semi-desnudas se exhiben a los posibles clientes potenciales. Si algún cliente quiere los servicios de una trabajadora del sexo (es el nombre oficial), primero negocia el precio y los pluses, para posteriormente pasar adentro y pagar. En ese momento es cuando se encienden las luces rojas externas, indicando que en ese momento se está prestando un servicio.
Sobre este tema hay miles de puntos sorprendentes:
- El porcentaje de hombres que trabajan en el sexo es solo del 5%.
- Las ventanas se alquilan, y tienen diferentes precios en función de la hora (la noche es más cara), día de la semana (fin de semana más caro) o zona (las ventanas a nivel de calle son más caras que los sótanos)
- El precio por un servicio básico ronda los 50 euros.
- La prostitución está totalmente regularizada, así que pagan impuestos a hacienda.
Un consejo, ¡no saquéis fotos a las ventanas en donde trabajan! Os podéis meter en un buen lío. Yo saqué una cuando no había nadie y no lo sabía, pero bueno, tener cuidado al respecto.
Si algún cliente quiere los servicios de una trabajadora del sexo (es el nombre oficial), primero negocia el precio y los pluses.
Otra manera de enterarse sobre el mundo de la prostitución y cómo funciona (y de paso enterrar ciertos mitos), es acudir al PIC – Prostitution Information Center (Centro de información de la prostitución), en pleno barrio rojo.
Allí Mariska Majoor, una ex-trabajadora sexual os podrá informar mejor mientras tomáis un café. Mariska también vende su libro «When sex becomes work«, donde habla sobre cómo funciona este mundo. Yo he leído el libro, y lo cierto es que esperaba otra cosa (que hablara más sobre su vida, sus experiencias, etcétera).
Sin embargo, el enfoque es más bien para personas que quieran iniciarse en el mundo de la prostitución: tipos de prostitución, tasas, problemas que pueden surgir, etcétera. No obstante, es un libro interesante.
Os dejo con una entrevista que le hicieron a Mariska:
También son muy típicos los espectáculos de sexo en vivo. Hay varios sitios donde podéis ver uno de ellos, como el Casa Rosso o el Moulin Rouge.