Situado en la orilla oeste del río Nilo, en la ciudad de Edfu, este impresionante templo es uno de los santuarios egipcios mejor preservados, y un lugar fundamental para entender la cultura y religión del Antiguo Egipto. El Templo de Edfu, dedicado al dios halcón Horus, es una parada obligatoria para quienes buscan sumergirse en la mística historia egipcia mientras recorren el fascinante paisaje entre Luxor y Asuán.
Tras el día anterior, en el que visitamos maravillas como los templos de Karnak y Luxor, el Valle de los Reyes el templo de la Reina Hatshepsut, este día no iba a ser menos impresionante, eso estaba claro.
Un poco de historia sobre el Templo de Edfú
El Templo de Edfu fue construido durante la época de la dinastía ptolemaica, comenzando en el año 237 a.C. bajo el reinado de Ptolomeo III Evergetes I, y se completó en el año 57 a.C. con Ptolomeo XII Neo Dioniso, padre de la famosa Cleopatra VII. La dinastía ptolemaica, de origen griego, dio continuidad a las tradiciones egipcias, permitiendo que este templo se convirtiera en un centro espiritual dedicado a Horus, el dios del cielo y protector del faraón. Este culto, simbolizando la eterna lucha entre Horus y Seth, el dios del caos, fue un elemento clave para reforzar la identidad egipcia y la legitimidad del poder real en este período de dominio extranjero.
El imponente pilono de entrada
La entrada al Templo de Edfu se marca con un espectacular pilono de más de 36 metros de altura, que es una de las estructuras de su tipo mejor conservadas en Egipto. Este pilono, decorado con relieves que representan la victoria de Horus sobre Seth, simboliza el triunfo del orden sobre el caos.
Dos estatuas de granito en forma de halcón custodian la entrada, en representación del dios Horus. Este pilono servía como entrada ceremonial y está adornado con figuras de faraones haciendo ofrendas, escenas de batallas y deidades protectoras, reforzando el poder y la santidad del templo.
El patio de columnas: lugar de reunión al aire libre
Al pasar el pilono, se encuentra el patio de columnas, un amplio espacio abierto rodeado por columnas de piedra y decorado con grabados. Este lugar servía como área de reunión y, a veces, de celebraciones públicas en honor a Horus.
La arquitectura refleja la transición entre el mundo exterior y la santidad del templo, permitiendo a los visitantes prepararse para entrar a las zonas más sagradas. Los detalles en los capiteles y las escenas de ofrendas son impresionantes, cada uno simbolizando el respeto de los faraones hacia los dioses y su devoción.
Las salas Hipóstilas
Desde el patio, se accede a las salas hipóstilas, donde columnas enormes sostienen un techo que reduce la luz, creando una atmósfera de recogimiento. En esta zona, la luz es tenue y los pasillos son amplios, haciendo que la experiencia de recorrerla se vuelva casi mística. En las paredes se encuentran numerosos relieves que muestran al faraón ofreciendo dones a Horus, y la decoración sigue detallando la leyenda de la batalla entre Horus y Seth. Esta estructura de salas en penumbra simboliza la entrada en el mundo divino y misterioso de los dioses egipcios.
El santuario de Horus y el arca sagrada
El corazón del Templo de Edfu es el santuario de Horus, el espacio más sagrado del recinto. Aquí se puede encontrar un altar de granito negro donde los sacerdotes realizaban rituales en honor a Horus.
En el santuario se conserva una reproducción de la barca sagrada de Horus, utilizada en ceremonias y procesiones para transportar la estatua del dios. Esta barca, adornada con imágenes de deidades y emblemas sagrados, era cargada por los sacerdotes durante las procesiones, uniendo simbólicamente a Horus con el pueblo. Esta ceremonia anual incluía la unión simbólica con Hathor, representada por una estatua que llegaba desde su templo en Dendera para reunirse con Horus en Edfu, celebrando la fertilidad y la unión divina.
Las estatuas de Horus
Además de la magnificencia del templo y su estado de conservación, los detalles son los que marcan la diferencia respecto a otros templos. Uno de ellos son las estatuas de granito del Dios Horus.
Las imponentes estatuas de Horus se encuentran en dos lugares destacados del Templo de Edfu:
Frente al pilono de entrada: Justo al cruzar la entrada principal, en el primer pilono del templo, se encuentran dos grandes estatuas de granito en forma de halcones, que representan al dios Horus. Estas estatuas custodian la entrada y simbolizan la protección y vigilancia divina. Están situadas a ambos lados de la puerta principal, dándole la bienvenida a los visitantes e imponiendo un carácter sagrado desde el primer momento.
En el patio interior: Otra estatua de Horus, también en forma de halcón y hecha de granito, se encuentra en el patio interior del templo. Esta estatua, que suele ser una de las más fotografiadas por los visitantes, representa a Horus con su característica corona doble, símbolo de la unión de las tierras del Alto y Bajo Egipto.
Curiosidades del Templo
Edfu tiene varias curiosidades que igual te sorprenden:
El Nilómetro: Dentro del templo se puede observar un antiguo nilómetro, una estructura diseñada para medir el nivel de las aguas del Nilo. Este instrumento permitía a los sacerdotes y administradores prever la temporada de cosecha y planificar las actividades agrícolas, por lo que eran esenciales para la economía egipcia. También reflejan la conexión entre la religión y la gestión de recursos en el antiguo Egipto.
Trabajos de restauración: Aunque gran parte del templo estuvo sepultado bajo la arena y el lodo durante siglos, en el siglo XIX el explorador Auguste Mariette descubrió y desenterró el templo, permitiendo su restauración y conservación. Gracias a estos trabajos de rehabilitación, hoy es posible contemplar el Templo de Edfu en un estado casi original, preservando relieves y esculturas con gran detalle. Hoy en día, las tareas de preservación prosiguen, por ejemplo, con la tarea de sacar a la luz sus colores originales.
Pero sobretodo…
El mejor consejo que te puedo dar es que intentes disfrutar de la visita, caminando por tu cuenta. Es probable que, si vas en un crucero, tengas que compartir la visita con cientos de turistas. No obstante, si eres paciente, tendrás pasillos en donde podrás deleitarte por tu cuenta. Y desde luego, si vas en temporada baja, o a horas del día en los que la gente no va… mucho más.