Donostia, la Bella Easo
Hoy toca hablar de Donostia-San Sebastián, una ciudad a la que le tengo un cariño especial, y que tiene una estrecha relación con mi ciudad, Pamplona. De hecho sólo 82 km por carretera las separan (62km en línea recta). Eso sí, llenos de montañas y valles que hacían que, antes de estar acabada la autovía A-15, costase prácticamente 2 horas de trayecto.
La ciudad tiene muchos nombres, San Sebastián en castellano, Donostia en euskera, Donosti, la Bella Easo, Irutxulo, Sanse…
Además es antigua, se cree que la ciudad se originó durante el reinado de Sancho el Mayor de Navarra, allá por 1014. Ha pertenecido al Reyno de Navarra, al de Castilla, ha sido invadida por las tropas de Napoleón y recuperada la soberanía gracias a los ingleses, ha sido ciudad de veraneo de la monarquía, o personajes ilustres como Mata Hari o León Trotsky han paseado por sus calles… en resumen, aparte de antigua, tiene muchísima historia.
Una ciudad viva
Pero una ciudad para estar viva no puede vivir únicamente de su historia, y Donostia no lo hace. La guía Lonely Planet se deshace en halagos hacia la Bella Easo. Y si lo tuyo no es decidir entre playa y montaña has dado en el clavo. San Sebastián tiene de ambas.
Si tenemos que poner un pero, ese es sin duda el tiempo, sus 140 días de lluvia al año lo dejan bien claro. Y el creciente turismo, que por momentos es excesivo. Eso sí, cuando sale un día así es alucinante.
Y como más vale una imagen que 1.000 palabras, aquí va una muestra, espero que lo disfrutéis.
La parte vieja
Si hay una parte con alma en Donostia es la parte vieja, lugar obligatorio en cualquier visita a la ciudad. Darse un pequeño paseo y perderse por sus estrechas calles es un pequeño placer, y gratis.
Lo que no es tan barato es disfrutar de su gastronomía, y de su mayor exponente en miniatura, los famosos pintxos, pero de eso ya hablaremos más tarde.
El puerto
Donostia siempre ha mirado de cara al mar. De hecho los pescadores la llamaban con su propia jerga: Irutxulo, tres agujeros en euskera. El nombre proviene de la vista que tenían ellos cuando la miraban desde el mar, ya que veían tres huecos, uno el formado entre el monte Igeldo y la isla de Santa Clara, otro entre esta isla y el monte Urgull, y por último, el hueco que se veía entre el monte Urgull y el monte Ulía. Podríamos decir que es una especie de «UUU».
El puerto es muy pequeño, pero el paseo por la zona es muy agradable, y si te lo puedes permitir (ojo con los precios), comer en una terraza de cualquier restaurante del muelle es una buena experiencia.
Un paseo por el rompeolas
Si seguimos por desde el puerto por el paseo nuevo acabaremos en el rompeolas, con unas vistas privilegiadas al mar abierto. Aquí las olas retan, y restan protagonismo a la escultura de Jorge Oteiza «Construcción vacía«.
En este lugar el sonido de las olas se hace hipnótico, y relajan muchísimo…
… a no ser que toque esto, algo bastante habitual cuando la mar está brava:
Las playas
Si por algo se convirtió en el lugar de veraneo de la monarquía principios del siglo XX fue por sus playas. Concretamente, por la playa de La Concha, en 2015 considerada por TripAdvisor una de las mejores del mundo.
El problema… ¡el tiempo! si estás por la zona y hace buen tiempo… ¡no lo desaproveches y corre a bañarte en la playa! quien sabe si por la tarde la galerna cubrirá de nubes y lluvia la ciudad.
La Concha es la playa por excelencia en la ciudad, y una estampa muy típica es esta:
La ciudad tiene tres playas urbanas con un carácter muy diferente. La Concha y Ondarreta están situadas en la Bahía de La Concha, y tienen un aire más elitista, es habitual ver pasear por la tarde en los alrededores de Miraconcha a gente muy arreglada (mientras tú vienes de la playa como una piltrafa humana).
La tercera, al otro lado del río Urumea es la playa de la Zurriola, más abierta al mar y por lo tanto la preferida de la gente más joven y de practicantes del surf.
Las playas de San Sebastián no son las típicas playas de batalla de ciudad, como bien pueden ser la Barceloneta en Barcelona, Malvarrosa en Valencia, etc. La arena es muy fina, y la calidad del agua muy buena. Eso sí, la temperatura del agua no es la del Mediterráneo.
El Monte Urgull – Castillo de la Mota
Al lado del paseo nuevo se eleva un humilde monte, de 120 metros de altura sobre el nivel del mar, pero con mucha historia. En su cima se erigió el Castillo de la Mota, cuyos inicios se atribuyen al rey de Pamplona Sancho el Mayor.
El acceso es gratuito, y se puede disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad. A las faldas del monte también se encuentra el cementerio de los ingleses, un cementerio militar homenaje a los soldados ingleses que liberaron la ciudad. Las parejas jóvenes también frecuentan la zona, por la noche, a hacer maniobras que no son precisamente de tipo militar 🙂
El Monte Igeldo
Como ya hemos comentado antes, Donostia tiene muchas montañas a su alrededor. Delimitando la ciudad por el este se encuentra el monte Ulía (235m), y por el oeste se encuentra el monte Igeldo (206m).
Igeldo es un área particular, ya que los habitantes del barrio no se sienten parte de Donostia. De hecho en 2013 los vecinos votaron desanexionarse de la ciudad, para pasar a convertirse en un nuevo municipio. En 2014 el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco anuló esta decisión. Así que ahora están en tierra de nadie, a verlas venir.
Aparte de este «chascarrillo» comentaros que, si es la primera vez que visitas la ciudad, aquí verás la típica estampa de postal de la ciudad, con toda la bahía de La Concha y la isla de Santa Clara.
Para subir lo más sencillo es en coche o en funicular. También es posible subir andando. Una vez arriba, además de unas hermosas vistas hay un antiguo parque de atracciones, que data de 1912, siendo el tercero más antiguo de España (el primero es el Tibidabo)
En las faldas del monte Igeldo, al final de la playa de Ondarreta se encuentra otro de los símbolos de la ciudad, El Peine del Viento de Eduardo Chillida, probablemente su obra más conocida.
Otros sitios de interés
Hay mil sitios interesantes, pero en una sola entrada de blog no da para más. Además no quiero aburriros, así que lo voy a dejar en unos mínimos.
Que Donostia rebosa glamour está claro, ¡si hasta el Ayuntamiento era el antiguo casino! su emplazamiento entre los jardines de Alderdi Eder y la playa de La Concha hacen que esté en un sitio privilegiado.
En el centro de la ciudad hay muchos sitios interesantes, testigos de la belle époque donostiarra. Los palacios y edificios de aire monumental son numerosos. Los puentes también denotan la clase de la ciudad.
La Catedral del Buen Pastor, de estilo neogótico, es otro de los espacios relevantes:
Otro de los puntos de interés es la Isla de Santa Clara, una pequeña isla en medio de la bahía. Se puede llegar a ella en barco, o para un muy buen nadador, a nado:
Dónde comer, los pintxos
Bueno, si has tenido la paciencia de leer todo necesitas una recompensa. Como si fuera un dicho fanfarrón de la vecina Bilbao se dice que Donostia es la ciudad del mundo con mayor número de estrellas Michelin por metro cuadrado. Los restaurantes de Juan María Arzak, Martín Berasategui, o Pedro Subijana, son buena muestra de ello.
Pero si no te puedes permitir el lujo de pagar con billetes de un color que nunca habías visto anteriormente, una posibilidad de disfrutar en la capital gastronómica de Euskadi es comiendo pintxos. De hecho, según la leyenda, el pintxo nació en Donostia, en el bar La Espiga.
La cantidad de locales donde degustar unos buenos pintxos es muy, pero que muy grande: La Espiga, Ganbara, La Cuchara de San Telmo, Zeruko, Baztan, Rojo y Negro, Aralar… y paro que me estoy poniendo malo.
Eso sí, los bares no son baratos, y con la masificación del turismo cada vez menos. Probablemente éste sea el mayor problema al que se enfrenta la ciudad en años, y es que cada vez los turistas son más.
Una alternativa puede ser tomar unos pintxos y después ir a comer un bocadillo al Juantxo Taberna, un bar típico de Donosti sin pretensiones, donde para mí, hacen el mejor bokata de tortilla de patata de la ciudad (relleno de txaka mejor aún)
Dónde ver cultura
La escena cultural de Donostia es brutal, siendo un foco muy importante en el norte de la península. Festival Internacional de Cine – Zinemaldi tiene fama internacional, pero no es el único elemento cultural. El Jazzaldia rivaliza en importancia con el Zinemaldi.
Además es habitual ver conciertos en la ciudad de todo tipo, ya sean clásicos o de música metal. Como reconocimiento a la importante divulgación cultural de la ciudad en 2016 fue capital cultural europea.
Eso sí, los bares no son baratos, y con la masificación del turismo cada vez menos
Dónde salir, fiesta
La verdad es que la vida nocturna de la ciudad deja bastante que desear, no es el fuerte de la ciudad. Muchos donostiarras para pasarlo bien se van a otros pueblos / ciudades. A excepción de Santo Tomás (21 dic), la Semana Grande (mediados agosto), o la Tamborrada (20 ene), no es una ciudad donde se pueda decir que hay un ocio nocturno espectacular. Nunca ha sido una ciudad golfa.
Unas cuántas curiosidades
Y para terminar, algunas pequeñas curiosidades de la ciudad, son tonterías, pero me parecieron graciosas:
Y como colofón, una canción del grupo de power metal finlandés Sonata Arctica, una oda a San Sebastián. Según la letra:
«Sun of San Sebastian eighteen years young today
She’s all I ever dreamed, but now my skies are turning gray
It was good I got to know her well, because it made me see
That the sun of San Sebastian is just too hot for me»
Un desamor con una chica donostiarra, el sol de la ciudad es demasiado intenso para él ¿¿¿??? supongo que no ha estado en Sevilla. Y es que, ligar en Donosti, es duro 🙂