Santander

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La capital de Cantabria, Santander, es una de las ciudades más bonitas de la cornisa cantábrica. Eso sí, la ciudad se ve especialmente engalanada de en el verano, donde el tiempo es más apacible y se puede disfrutar de sus generosas playas.

El entorno de la ciudad es privilegiado, y esa característica, mezclada con un tamaño muy asequible, hacen de la ciudad un destino perfecto para pasar un fin de semana. Además, la comida en Cantabria no defrauda, y Santanter no se queda a la zaga.

Todos los puntos que escritos en esta entrada se pueden recorrer en un día caminando, aunque creo que se disfrutaría más en una bicicleta. Allá vamos 🙂

El centro de la ciudad

Lamentablemente el Centro de la Ciudad fue arrasado en 1941, cuando un enorme incendio, devoró durante dos días la mayor parte de la puebla medieval. 37 calles desaparecieron, y por lo tanto, parte de la historia medieval se fue con él.

Esta tragedia marcó el mapa de la actual Santander, dando paso a una renovación urbana con tintes de la época.

La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción

Hoy en día, la Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, nos recuerda otras épocas. Construida entre el siglo XII y el XIV, de estilo predominantemente gótico, está construida sobre un antiguo monasterio.

Para poder acceder al claustro, hay que pagar una entrada de 1 euro. Es algo casi simbólico, y creo que merece la pena.

La iglesia tiene una curiosidad, y es que realmente son dos en una. En la parte superior se encuentra la catedral-basílica, y en la parte inferior, la original del siglo XII (iglesia de Cristo)

En los alrededores de la Catedral, también se encuentra el bonito edificio de Correos.

Plaza porticada y edificio del Banco Santander

Tras el incendio también resurgieron elegantes espacios, como la Plaza Porticada. Aunque parezca antigua, es de los años cincuenta, en un estilo Neo-Herreriano. Hoy en día es uno de los puntos más importantes de la ciudad.

Edificio del Banco Santander

A poca distancia de la plaza Porticada, se encuentra la sede social del Banco Santander, un enorme edificio que data de 1923. Además de su gigantesco tamaño, un arco que lo atraviesa, es su parte más característica.

La Casa consistorial y otros más

El centro aún guarda otros pequeños secretos, como la hermosa Casa Consistorial, la Plaza Pombo, además del Mercado de la Esperanza, o la iglesia del Sagrado Corazón.

Evidentemente, la mejor manera de disfrutar cualquier sitio es sin prisa, así que te aconsejo que te pierdas por sus calles, cafeterías y animados comercios.

El centro botín y los jardines de Pereda

Sin alejarnos de la catedral y del centro, seguiremos con la visita a Santander, esta vez ya más enfocada al mar. Para ello nos aproximaremos al Centro Botín, especializado en arte contemporáneo.

Llama la atención por una silueta nada convencional. Lo diseñó Renzo Piano, y ha ganado varios premios de arquitectura por su innovador diseño.

Estoy seguro que en su momento fue polémico, aunque hoy en día forma parte de la silueta de la ciudad. Desde sus instalaciones las vistas del mar y el otro lado de la bahía de Santander son privilegiadas.

Es importante saber que Santander tiene unos cuántos centros culturales, que conforman el llamado anillo cultural. Probablemente el Centro Botín sea el que más llame la atención.

En el mismo área se encuentran los Jardines de Pereda, un descanso en el camino al lado de un bonito kiosco.

El paseo Marítimo

Si seguimos el camino del mar hacia las playas, nos encontraremos con el Paseo marítimo de Santander.

Este es un espacio para disfrutarlo sin prisas, de esta manera podremos apreciar el Palacete del embarcadero (un espacio de exposiciones frente al mar), las estatuas de los cuatro Raqueros (apunto de tirarse al agua en busca de monedas que dejaban los ricos), o de las embarcaciones de la zona, ya sea en los muelles o en el puerto.

Si proseguimos por el paseo, llegaremos a una enorme mole. Se trata del Palacio de festivales de Cantabria.

Caminando por las playas de la bahía

En total Santander tiene nada más y nada menos que 13 playas. Se encuentran divididas entre las que están en la misma bahía de Santander, y las que se encuentran en mar abierto, al otro lado de la península de la Magdalena.

Algunas son muy pequeñas, o están pensadas para planes más familiares, y otras, verás gente más joven haciendo deporte.

entre las que se encuentran antes de llegar a la península de la Magdalena están la Playa de los Peligros, la Playa de la Magdalena y la Playa de Bikini.

El nombre de esta última es curioso, y se debe a que fue en la primera playa en la que vieron a una mujer con bikini. Por suerte, esos tiempo quedaron atrás.

La Península de La Magdalena, un remanso de paz en la ciudad

Y llegamos a la joya de la corona de Santander, la Península de la Magdalena. Y nunca mejor dicho con lo de «corona», ya que este entorno está ligado a la monarquía española desde hace más de un siglo, cuando la ciudad se lo ofreció al rey Alfonso XIII para su esparcimiento de ocio.

Hoy en día sus 24,5 hectáreas son una zona de esparcimiento para gente con menos sangre azul, pero los mismos derechos.

Dentro de sus terrenos se encuentra las playas de la Magdalena y de Bikini, las caballerizas reales (con un estilo inglés inconfundible) y el magnífico Palacio de La Magdalena.

El Palacio de la Magdalena fue un palacio construido entre 1909 y 1911, para albergar a la familia real, y siendo durante años la residencia de verano de Alfonso XII. La influencia inglesa es notable, y las vistas son un auténtico deleite. Desde 1932 el palacio alberga la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Además de toques aristocráticos, la península destaca por su esplendorosa naturaleza. Las imágenes del mar aquí se asemejan a postales, con la imagen en el horizonte de la Isla de Mouro. El Faro de la Cerda, de finales del siglo XIX, es otro de los sitios emblemáticos dentro de la península.

En la península también hay un minizoo que alberga focas y pingüinos, aunque cada vez soy menos amigo de estos espacios. Al lado del minizoo se encuentran las carabelas de Vital Alsar, un marino cántabro que donó tres carabelas a la ciudad de Santander.

Las playas a mar abierto de la parte norte

Saliendo ya de la península, y yendo hacia el norte, nos encontraremos con las playas a mar abierto.

La primera playa que nos recibirá es la Playa del Camello, donde una formación rocosa da nombre a la playa. Siguiendo un poco el arenal, nos encontraremos con la Playa de La Concha (no sólo San Sebastián – Donostia tiene una playa con este nombre).

En el mismo arenal, se encuentran las archifamosas Playas del Sardinero (primera y segunda playa). La primera playa del Sardinero es donde anteriormente acudía la nobleza. Hoy en día, se encuentra atestada de lugareños y turistas.

En los alrededores veremos el lujoso edificio del Gran Casino Sardinero (mezclar gran casino y sardinas en una frase y que quede bien tiene mérito).

Además de estas playas, existen otras menos concurridas, y más bonitas. Más alejados del centro de la ciudad, en el Cabo Menor, se encuentra la Playa de los Molinucos.

Al otro lado del Cabo se encuentra una preciosidad de playa, La playa de Mataleñas. Eso sí, hay que salvar una buena pendiente a través de unas escaleras.

Las referencias deportivas

Y si lo que te va es el deporte, no te olvides de visitar el campo de fútbol de El Sardinero, y el ovalado Palacio de Deportes de Santander, ambos muy cercanos a las playas del Sardinero.

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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