Transilvania, más allá de los mitos de Drácula y castillos góticos, esconde una herencia cultural fascinante: la de los sajones transilvanos, colonos alemanes que se asentaron en esta región durante el siglo XII, invitados por los reyes húngaros para proteger las fronteras del reino. Estos sajones trajeron consigo sus costumbres, arquitectura y una forma muy particular de construir: iglesias fortificadas.
A lo largo de los siglos, construyeron más de 150 iglesias con murallas defensivas para protegerse de invasiones otomanas y tártaras. Hoy, varias de ellas se conservan excepcionalmente bien y están protegidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
En esta entrada te hablaré de dos de las iglesias fortificadas más importantes de Transilvania: Biertan y Viscri. Aunque muchos viajeros siguen las huellas de Drácula por la región, estos dos lugares, menos turísticos, ofrecen una experiencia mucho más auténtica y enriquecedora.
Biertan, una joya monumental
Ubicado entre colinas y viñedos, Biertan (en alemán Birthälm, en húngaro Berethalom) se formó en la confluencia de dos arroyos que descienden hacia el río Târnava. Desde su colina central se alza una de las iglesias fortificadas más impresionantes de Transilvania, rodeada por tres líneas de muralla con caminos de ronda, seis torres y dos bastiones.
Se encuentra a medio camino entre Sighișoara y Mediaș, y se puede llegar fácilmente en coche desde ambas localidades, siguiendo carreteras secundarias que atraviesan paisajes rurales y pueblos sajones bien conservados. Aunque el acceso en transporte público es limitado, Biertan es una parada ideal si estás explorando Transilvania por tu cuenta.

La fortaleza fue pensada no solo como lugar de culto, sino también como refugio para los habitantes del pueblo en caso de peligro. Su posición elevada, su conservación y su belleza la convierten en un ejemplo excepcional de arquitectura sacra y militar sajona.




El complejo está documentado desde 1486, aunque las primeras estructuras (como la muralla interior) se remontan probablemente al siglo XIV. Fue sede episcopal de los sajones transilvanos desde la Reforma hasta 1867, cuando la sede se trasladó a Sibiu (otro sitio espectacular, de la que escribiré en una posterior entrada). En el centro del recinto se encuentra la mayor iglesia tipo hall (hallenkirche) de la región vinícola de Rumanía.



Un dato curioso: el rey húngaro Matías Corvino ordenó que un tercio de los hombres aptos para el servicio militar permanecieran en Biertan para proteger la ciudadela, violando el Diploma Andreanum de 1224, una especie de «Magna Carta» sajona que garantizaba su autodeterminación.
Además del increíble altar y del púlpito de piedra, uno de los rincones más comentados por los visitantes es la «cárcel matrimonial», una habitación donde se encerraba a las parejas en crisis con lo justo para convivir hasta reconciliarse: una cama, una mesa, un plato, una cuchara…
La iglesia y su entorno fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993.
Viscri, el encanto rural
Viscri (en alemán, Weißkirch) es un pequeño pueblo ubicado en el condado de Brașov, en el centro de Rumanía, a unos 45 km al noroeste de Sighișoara. Forma parte de la red de aldeas sajona de Transilvania y es una de las más auténticas y mejor conservadas. Su nombre proviene de la iglesia («kirch») blanca («weiß») que domina el paisaje.


La iglesia fortificada de Viscri fue construida originalmente por la población sicula (húngaros de Transilvania) en el siglo XII como una pequeña capilla románica. A finales del siglo XII o principios del XIII, los sajones se asentaron en la aldea y ampliaron la iglesia. En los siglos siguientes, especialmente entre los siglos XV y XVII, se añadieron las murallas defensivas, las torres y un bastión, transformándola en una iglesia fortificada completa.
El conjunto tiene una estructura modesta comparada con otras ciudadelas como Biertan, pero su conservación es excelente:
La iglesia está rodeada por murallas ovaladas con almenas y pasarelas de defensa.
Cuenta con una torre principal, hoy reconvertida en mirador, desde donde se obtienen vistas magníficas del campo circundante.
Dentro del recinto hay un pequeño museo etnográfico que muestra cómo vivían los sajones: herramientas agrícolas, vestimentas tradicionales y objetos cotidianos.
Las paredes interiores de la iglesia muestran restos de frescos medievales, aunque de forma muy discreta.





El valor de Viscri no está solo en su arquitectura, sino en la atmósfera que ofrece: calles de tierra, casas de adobe pintadas en tonos azules y verdes, tejados de teja curvada y una calma envolvente que parece fuera del tiempo.
Desde 1999, Viscri forma parte del listado de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, junto con otras cinco aldeas con iglesias fortificadas sajonas.
Uno de los impulsores modernos del turismo sostenible en Viscri ha sido el Rey Carlos III del Reino Unido, quien restauró una casa tradicional en el pueblo y promueve activamente la conservación del patrimonio rural y el desarrollo local respetuoso con el entorno. Su fundación contribuye a preservar tanto el estilo arquitectónico como el modo de vida tradicional sajón.
Otras iglesias fortificadas que no deberías perderte
Si estás recorriendo la región, hay otras muchas iglesias fortificadas que merecen una visita. Algunas de las más destacadas son:
- Prejmer: Una de las mejor conservadas de Europa del Este, con un impresionante sistema de defensa.
- Harman: Con su característico tejado rojo y su entorno tranquilo.
- Saschiz: Famosa por su torre del reloj y su cercanía a Sighișoara.
- Valea Viilor y Câlnic: Menos turísticas, pero igualmente fascinantes y también Patrimonio de la Humanidad.
Algunas curiosidades
- Muchas de estas iglesias no fueron solo lugares de culto, sino verdaderas ciudadelas de defensa donde los aldeanos se refugiaban durante los ataques. Algunas tenían incluso almacenes de grano, pozos y escuelas dentro de sus murallas.
- Como ya se comentó anteriormente, se estima que quedan unas 150 iglesias fortificadas sajonas, aunque solo unas pocas están restauradas y abiertas al turismo.
- El estilo arquitectónico es una mezcla de gótico, románico y elementos rurales sajones, adaptado al contexto defensivo de la época.
- En muchas de estas aldeas aún se conserva el idioma alemán, y algunas celebran festivales tradicionales sajones.