¿Quieres escapar del ruido de la ciudad? ¿te gustaría conocer uno de los pueblos medievales más bonitos de Aragón? ¿o lo tuyo son los deportes de aventura?. Independientemente de la respuesta, estás de enhorabuena, Alquézar es un sitio ideal para todo ello.
Aunque se trate de un pequeño pueblo de apenas 350 habitantes, tanto el pueblo como los alrededores bien merecen, por lo menos, un par de días. De hecho, la localidad está merecidamente incluida dentro de la lista de los pueblos más bonitos de España.
Unos pasos por la historia
El nombre de Alquézar proviene del árabe al-qasr (castillo), y ya desde el siglo IX fue un importante punto de defensa de los reinos musulmanes frente a los reinos cristianos del Sobrarbe. Ya en el año 1069, Sancho Ramírez, concedió fueros a la población, y disfrutó de cierta relevancia dentro del Reino de Aragón.
Viajando en el tiempo varios siglos, ya en el cercano siglo XX, el pueblo era un enclave en donde la economía estaba basada en la agricultura. Sin embargo, en el siglo XXI, el turismo rural coge muchísima relevancia, y una prueba de ello son su reseñable cantidad de restaurantes por habitante.
¿Cómo llegar?
Alquézar se encuentra a unos 50 kilómetros al este de Huesca, dentro de la comarca Somontano de Barbastro. Su ubicación es privilegiada para disfrutar de la naturaleza, ya que parte de su municipio se encuentra dentro del Parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara.
Un consejo: el pueblo es laberíntico, con calles muy estrechas. Aunque las señales de la carretera ya lo advierten, si se llega en coche hay que dejarlo en los parkings habilitados para ello. Conocemos de primera mano, casos en donde el coche se ha metido hasta el centro, y ha acabado con algún que otro arañazo.
Un vistazo panorámico, los miradores
La mejor manera de tener una primera impresión del pueblo, es teniendo una panorámica general. Alquézar está lleno de miradores, que te darán una estampa global de este maravilloso pueblo.
El más famoso de todos es el mirador Sonrisa del viento, desde podrás apreciar una perspectiva con la Colegiata de Santa María la Mayor de Alquézar en el fondo. Sin embargo, desde el lado opuesto, las vistas son también impresionantes.
Colegiata de Santa María la Mayor de Alquézar
Sin lugar a dudas, la Colegiata es el monumento más importante en el pueblo. Este antiguo castillo, aún mantiene su silueta defensiva, con sus torreones y almenas.
Sin embargo, cuando se entra dentro del recinto, se podrá disfrutar de un espectacular conjunto monumental declarado monumento nacional desde 1931, y donde su iglesia gótica sobresale. Visitar el interior de la iglesia es una buena idea, donde nada más cruzar la puerta nos recibirá un precioso claustro.
En el claustro no dejes de echar una ojeada a los detallados capiteles y a las curiosas pinturas medievales.
Las calles y el casco medieval
Desde luego que la colegiata llama la atención. Pero el pueblo no se queda atrás, y sus calles empedradas, ese tono anaranjado de los ladrillos de las casas, y el olor a otros siglos hacen que el casco urbano fuera declarado en 1982 Conjunto Histórico Artistico.
Plaza Rafael Ayerbe
La plaza de Rafael Ayerbe es el corazón del pueblo. Esta pequeña plaza rodeada de soportales, tiene bastante animación. Si bien es cierto que no tiene unas vistas espectaculares a los alrededores, lo compensa siendo tan coqueta.
Calle de los Dragones
Al lado de la Plaza Rafael Ayerbe se encuentra la calle de los dragones, con una bonita casa que tiene unos característicos dragones en el balcón.
Los callizos
Para poder aprovechar el espacio entre calles, se construyeron voladizos entre las diferentes casas. Esto hizo que varios callejones, acabaran conviertiéndose en túneles llamados callizos, que facilitan coger atajos para desplazarse por el pueblo. Uno de estos callizos tiene el suelo tan desgastado que parece un tobogán.
Digamos que Alquézar es como un queso gruyere con mucho encanto.
Las antiguas puertas de la ciudad
Como buena localidad medieval, Alquézar estaba rodeada de murallas, con sus respectivas puertas de entrada. El pueblo tuvo cuatro puertas, pero actualmente, el portal gótico es la más bonito y relevante.
Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel
Si nos alejamos unos metros del centro del pueblo, en dirección a la plaza nueva, llegaremos a la Iglesia de San Miguel. Se trata de una iglesia de estilo barroco, en la que la solidez de sus muros tienen su atractivo. Sin embargo, el interior es bastante austero.
¿Qué comer? un poco de turismo gastronómico
En esta zona se puede comer muy bien. Podemos desayunar un típico dobladillo de la Panaderia O’Forno (C. la Iglesia, 4), un dulce de almendra, canela, miel y anís. Si a la hora del vermú nos entra un poco de glotonería, qué mejor que un vermú en la Plaza Rafael Ayerbe con unas olivas de la zona.
Si prefieres pasar a cosas más contundentes o es la hora de la comida, en el paseo al lado de la Iglesia de San Miguel, hay multitud de restaurantes magníficas vistas y terraza. Si tienes la suerte de coger sitio, puedes tomar un buen ternasco con un vino denominación Somontano.
Alquézar y la naturaleza
Si has estado en Riglos, las formaciones rocosas te sonarán familiares. Alquézar es un paraíso para realizar excursiones y barranquismo.
Si no te atreves con los deportes de aventura, uno de los paseos más bonitos que puedes hacer por la zona, es la ruta de las pasarelas del Vero. Se trata de un sencillo paseo de unos 4 kilómetros que te llevará por un cañón del río Vero, atravesando unas pasarelas.
Para hacer este recorrido es necesario comprar entrada, así que no te despistes. Si las condiciones atmosféricas son buenas y no ha llovido, el recorrido no tiene complicación ya que está muy preparado para todo tipo de personas (incluido menores). En caso de que el terreno esté resbaladizo, es mejor llevar calzado de montaña y bastones.