En el interior de Girona, en la zona volcánica de La Garrotxa, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de Cataluña, Besalú. Puede que muchos turistas vayan en estas fechas a la Costa Brava. Sin embargo la visita a este pequeño pueblo de 2.000 habitantes merece la pena. Y mucho.
El origen de Besalú está relacionado con un antiguo castillo, allá por el siglo X. Al menos desde esa fecha se tiene constancia. En este recinto cristianos y judíos convivieron muchos siglos en paz. De hecho, aún se puede pasear por el antiguo barrio judío y visitar los antiguos baños.
El puente medieval, menuda impresión
Sin lugar a dudas la construcción más impresionante de todo el conjunto arquitectónico es el antiguo puente medieval. El Pont Vell (puente viejo), de estilo románico, casi tiene 1.000 años. La primera constancia del mismo data del 1075.
Unas enormes piedras en el río Fluviá sirvieron de cimiento para sus arcos. 145 metros de longitud, 7 arcos, 5 metros de ancho, y 2 torres de vigilancia son sus datos, pero lo que realmente impresiona es su belleza. Pasar a través de él se hace imprescindible.
Las callejuelas, piérdete por ellas
Merece la pena dar un paseo por el pueblo, declarado conjunto histórico – artístico nacional en 1966. Puedes visitar sus baños judíos, las callejuelas, o la iglesia del Monasterio de San Pedro y San Julián. También puedes simplemente tomarte algo en alguna de las terrazas de sus plazas o de la vereda del río, con vistas al puente.