Esteros del Iberá, la Argentina salvaje

Esteros del Iberá, la Argentina salvaje

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En la provincia de Corrientes se encuentra un inmenso humedal con clima subtropical. Aquí es posible ver desde pirañas a caimanes, pasando por infinidad de especies de aves, monos o boas.

La palabra Iberá está formada por dos vocablos de la lengua guaraní: ¨Î¨ (agua), junto a ¨berᨠ(brillante). En su traducción al castellano expresa al sitio como ¨el agua que resplandece o brilla¨. En teoría este nombre se lo dieron los primeros pobladores guaraníes, al observar el brillo chispeante de su superficie. Luego os contaré un poco acerca de este curioso pueblo.

Es increíble que una zona tan cercana a las cataratas de Iguazú, esté tan poco explotada a nivel turístico. Supongo que aquí reside parte de su encanto. Por ejemplo por unos 40 euros tienes un paquete de:

  • Dos días de alojamiento en medio de la reserva + desayuno
  • Paseo en barca por los pantanos
  • Caminatas con los guías del parque
  • Paseo a caballo

En la Terminal de buses de Mercedes hay un puesto de Hostelling Internacional en el que te informan de forma completa sobre la reserva.

Si os interesa la zona (verdaderamente merece la pena, gracias Germán por recomendarla) os aconsejo que consultéis la página web Proyecto Iberá. Os dejo con una pequeña muestra de nuestra experiencia.

La visita a los pantanos

Para mí se trata del plato fuerte de la zona. La visita al atardecer, cuando los animales se acercan a beber merece mucho la pena. De hecho se pueden ver infinidad de bichos, algunos de ellos son…

El yacaré o caimán

O caimán en la lengua guaraní, no sé cuantos vimos en nuestro paseo por el pantano, pero lo que estaba claro es que había cientos, quizás miles. Es mejor no meter la mano en las aguas por si te confunden con un pez, su mordisco no tiene que ser muy agradable.

Mi cara de preocupación dice que no las tenía todas conmigo. Por cierto, un pez de la familia de las pirañas saltó y me pegó en el brazo.

Carpincho, ese simpático… ¿pero qué es?

Con unos sesenta centímetros de altura se trata del mayor roedor del mundo. Es un bicho muy, pero que muy raro, una mezcla de conejo, ratón y cerdo chino. Se puede comer y su cuero es muy utilizado, a veces se les caza de forma ilegal.

Guazú Pucú

O ciervo de los pantanos en la lengua guaraní. Debemos tener bastante suerte al verlo ya que no suele ser muy común.

Monos

Cerca de los pantanos también se podían ver monos en las copas de los árboles.

Caminando por la reserva

Hicimos una caminata de un par de horas con uno de los guardaparques, Rodrigo. Nos enseñó una familia de monos aulladores y alguno de los «chismecillos» de la reserva. Por ejemplo un día encontró en el tejado de su casa una serpiente de tamaño considerable, otro día tuvieron que apartar del jardín de una casa a un caimán entre tres personas… vamos, lo normal

Un paseo en caballo

También cabalgamos por los Esteros. Bueno, la verdad es que no es la mejor cabalgata del mundo pero al menos estuvimos con unos gauchos, que vienen a ser lo mismo que los cowboys en los Estados Unidos. Parece una foto sin nada especial, ¿no? Pues no lo es, todos los montículos son enormes hormigueros. La verdad es que es mejor estar encima del caballo.

El pueblo Guaraní

Antiguos navegantes de canoas, conocedores cazadores de la selva, diestros pescadores y recolectores, su cultura es plenamente selvática, sin grandes edificios ni monumentos. Pueblan una extensa zona que comprende Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.

Entre alguna curiosidad de los guaranís para mí cabe destacar que antiguamente eran guerreros y caníbales, de hecho ciertos prisioneros de guerra luego de vivir en un cautiverio especial eran los elegidos para el ritual de la ejecución. Se disponía al cautivo en medio de la plaza pública completamente tatuado y atado, y posteriormente un guerrero lo mataba de un garrotazo en la cabeza. Esta muerte traía prestigio para el verdugo y la víctima.

Luego el guerrero era troceado y cocinado, y toda la aldea quería probar su carne ya que de esta forma se creía que se incorporaba la fuerza y el coraje del enemigo.

Ummpphhh!!! ¡Que agradable! Tiene que estar bien, «descubres» un nuevo mundo, conoces un pueblo indígena y lo que se les ocurre es cocinarte. Eso es lo que le pasó al primer europeo que vio el Río de La Plata: Juan Díaz de Solís.

En resumen, un lugar muy recomendable para quien quiera dejar de lado la civilización por unos días. Como siempre por éste país la gente muy amable.

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. rojopicanton

    que majo, el animal este que sale en las fotos con un chaleco salvavidas!

    Supongo que debe ser porque se encuentra en peligro de extinción, no?

  2. David

    Muchas gracias Mi no vida. Hombre, rojopicantón, el pobre animalico ese puede que esté en peligro de extinción, de hecho vaga de ciudad en ciudad y continente en continente para que no le cacen.