México, visita a un pueblo zapatista

México, visita a un pueblo zapatista

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Zapata vive

Creo que la visita a un pueblo zapatista ha sido una de las experiencias más extrañas y agridulces que he tenido en mi vida, ahora os contaré el por qué.

Siempre me ha interesado el movimiento zapatista, me parece interesante su manera de organizarse y las reivindicaciones que plantean al gobierno mexicano. Por ese motivo cuando estuve en San Cristóbal de las casas decidí profundizar un poco más.

Comencemos desde el principio

Pero empecemos desde el principio, para quien no sepa quienes son los zapatistas. En 1994, el día que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con sus siglas en inglés NAFTA (North American Free Trade Agreement), un nutrido grupo de guerrilleros del ámbito de la izquierda ocuparon varias poblaciones de Chiapas. Entre esta poblaciones se encontraba San Cristóbal de las casas.

Este grupo se autodenominó EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), y proclamaba derechos y mejoras para los pueblos indígenas de México, así como un freno a la oligarquía de ciertos sectores que llevaban mandando decenas de años en el país.

La mayoría de los componentes del EZLN estaba compuesto de campesinos con un rudimentario equipamiento. Evidentemente, incapaz de hacer frente al ejército nacional. En pocos días decidieron desocupar estas poblaciones. Pero poco a poco se dirigieron hasta la selva de Lacandona, desde donde empezaron una guerra propagandística, con un gran aliado en Internet.

Una de las características del ejército es que llevaban capuchas para tapar su rostro, ya que como ellos indicaban, lo importante no era una persona en concreto, sino lo que representaban como grupo, o en sus propias palabras:

«No importa lo que está detrás de la máscara, sino lo que simboliza»

Pero como pasa muchas veces, al final la teoría es teoría. Finalmente una persona tuvo mayor repercusión mediática dentro del movimiento.

Las figuras impersonales

Se trataba del subcomandante Marcos, posteriormente identificado por los servicios de inteligencia como un profesor de universidad llamado Rafel Guillén.

Actualmente ya no tiene la relevancia que tuvo hasta 2015, aunque sigue siendo una figura de culto. Sus ideas y facilidad de oratoria le hicieron un personaje significativo del movimiento. Entre algunas de sus frases se encuentran: «Disculpen las molestias, esto es una revolución» o «Nos quieren quitar la tierra para que no tenga suelo nuestro paso

Esta revolución tuvo y tiene mucha repercusión mediática. Hasta el punto que se llegó a realizar una gran marcha zapatista hasta la capital del país en donde la plaza del Zócalo, una de las mayores del mundo, se encontraba a rebosar con decenas de miles de personas.

Para quien quiera saber más puede ver el documental Zapatistas – Crónica de una revelión, uno de los más completos que existen sobre el tema.

Mi experiencia, la visita al Caracol Oventic

Junto con Thomas, un amigo de Iparralde, decidí ir a una de las juntas de buen gobierno. Popularmente conocido como caracol zapatista, en las que están divididas las regiones. En concreto desde 2003 se organizó el terreno en 5 juntas.

Cerca de San Cristóbal de las Casas, a unos 60 kilómetros está el caracol Oventic. Se encuentra justo antes de llegar a San Andrés Larráinzar.

Por eso nos pusimos en marcha hacia allá en una combi que nos costó 50 pesos ida y vuelta. La verdad es que pensábamos que iba a ser muchísimo más difícil llegar, pero no lo fue, si alguien está interesado que pregunte a cualquier conductor.

Antes de llegar al pueblo los carteles que hay por la carretera no dejaban lugar a dudas de dónde estábamos, y que las cosas funcionaban de manera diferente.

La entrada al caracol

La mayor impresión… en la puerta. Dos personas encapuchadas nos dijeron que cual era el motivo de nuestra visita, nos pidieron los pasaportes, que les dijéramos nuestra profesión, si pertenecíamos a alguna organización y tiempo que queríamos dedicar a la visita.

Entre nuestros motivos… queríamos conocer el pueblo y a ser posible interesarnos por sus quehaceres diarios. Una vez rellenados los datos uno de los vigilantes se fue y nos dijo que esperáramos. Así que allí estuvimos, en la entrada esperando alrededor de 45 minutos.

Entonces nos dijo que no podíamos pasar, que la junta no estaba disponible. Joder, menuda decepción, llegar hasta ahí y que te digan que no te dejan entrar… finalmente les rogamos que nos dejaran pasar, y de nuevo el vigilante se fue a discutirlo con alguien (suponemos que la junta)

Tras otros 15-30 minutos vino de nuevo, con otra persona encapuchada que nos dijo que podíamos pasar, pero que no podíamos ver a la junta.

La visita

Una vez dentro, y siempre acompañados de una persona pudimos ver la calle principal del pueblo. También pudimos tomar fotografías a los murales de los edificios, pero no a personas, lo cual nos pareció normal.

En el tiempo que estuvimos allí tuvimos la impresión de que la organización era bastante buena. Que se las habían arreglado para tener desde clínica hospitalaria hasta escuela, pasando por tiendas de alimentación. También tenían una tienda donde podías comprar artesanía o libros acerca del movimiento zapatista.

El problema de la visita es que la persona que nos acompañaba no decía apenas nada. No sé si sería por desconfianza o qué, pero nosotros le hicimos unas serie de preguntas y apenas respondía con monosílabos. Aunque supongo que es normal, hará falta más tiempo para que tomen confianza con gente de fuera.

Realmente es algo que se deja sentir mucho en Chiapas, la gente indígena es muy reservada, extremadamente reservada. Jamás había conocido a gente tan tímida, pero supongo que la historia que tienen detrás explica mucha de esa timidez.

Lo que sí me pareció importante es el papel de la mujer en la comunidad, un buen comienzo.

Las conclusiones

En fin, que esa fue mi experiencia en un caracol zapatista, agridulce. Dulce porque tuve la experiencia de poder entrar, pero agria porque no pude indagar más.

Me hubiera gustado preguntarles cómo funciona, si la sanidad aquí es gratuita, qué tipo de enseñanza dan, cual es el papel de la mujer, cómo son las relaciones con los pueblos «oficiales», etcétera.

Igualmente la experiencia no dejó de ser muy interesante. Creo que si volviera allí prepararía las preguntas en un papel, para que vieran cuales son y así no pillarles por sorpresa.

Aunque también me puse en su posición y suena un poco extraño. Imaginad que dos extranjeros visitan cualquier pueblo occidental, van al ayuntamiento y dicen:

– Disculpe, queremos ver al alcalde y a los concejales, porque tenemos curiosidad y queremos hacerles una serie de preguntas –

Suena raro e incluso prepotente ¿no? en fin, otra vez será. Os dejo con una fotos:

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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