Es la hora de playa. Resulta extraño estar en Navidades con treinta grados en la playa. De hecho es que no nos hacemos a la idea. Eso sí, aquí se mantienen las mismas tradiciones que en el hemisferio norte: turrones, árbol de Navidad, Papá Noel (aquí se llama «viejito pascuero«), anuncios de colonia…
Mar del Plata, una ciudad a unos 500 km de Buenos Aires que es el lugar de veraneo por excelencia de Argentina. Se trata de un sitio curioso, porque antes era el sitio donde veraneaba la clase alta, con lo que hay muchos palacios veraniegos.Sin embargo ya no es así, es terreno para la clase media, con lo que también hay muchísimos hoteles. Es algo así como una mezcla entre Donosti y Benidorm, menuda mutación.
¿Qué ver?
La ciudad en sí no tiene nada especial. Más bien es un espacio reservado al ocio, donde hay infinidad de restaurantes, comercios y sitios de esparcimiento. En cierta manera Mar del Plata me recuerda a las ciudades del Mediterráneo en los años setenta. Es posible que El Torreón del Monje sea uno de los sitios más bonitos. Lo dicho, muchos palacios veraniegos.
Entre elementos pensados para el ocio pude encontrar un cine-bar. Me parece una idea buenísima. Entras, comes o bebes algo y te ves un estreno de cine por el precio de la consumición. En este local tenían dos salas y 8 sesiones por día desde la mañana. Quizás hoy vayamos a ver Ratatouille.
La playa
Aquí es donde la gente de Buenos Aires se apelmaza en verano. Yo tuve suerte, porque todavía no había empezado la temporada alta. Después de navidad esto debe ser insoportable. Ya me imagino a la señora levantándose a las 7 de la mañana, despertando al marido porque hay que reservar sitio en la playa.
Visita a los leones marinos
Para mí, lo mejor de la ciudad. Si eres capaz de soportar el olor en el puerto hay una colonia de leones marinos tomando el sol y comiendo el pescado que dejan los pescadores.
Un momento bastante espectacular fue un ataque de un grupo de perros asilvestrados a unos leones marinos por el control de la zona del puerto. Aquí la comida prima. Lo mejor de todo es que los perros eran muchísimo más listos, con lo que a excepción de los leones adultos los demás huyeron al agua.
Los leones machos están acostumbrados al personal del puerto. Dejan que te acerques muchísimo, eso sí, con sus 300 kilos es mejor no hacerles cabrear mucho, como el perro de abajo.
El puerto y el desgüace
Se pueden ver enormes barcos tostándose al sol. El lugar impresiona. Además te puedes encontrar leones marinos sobre la superficie de los barcos.
