Benidorm tiene sol, playas y todo tipo de servicios enfocados al ocio. Sin duda alguna, es una ciudad turística de primer orden a nivel de España, y de Europa. Y por supuesto, el referente en la Costa Blanca alicantina.
Su estampa, con grandes edificios enfocados al mar, es totalmente inusual, y en los años 60 del pasado siglo, marcó un precedente. Hoy en día, la ciudad tiene unos 70.000 habitantes censados, que se convierten en cerca de medio millón en el verano.
Amado y denostado a partes iguales ¿qué es lo que tiene este municipio de la costa alicantina para que tenga tanto éxito? ¿qué ofrece? ¿es un turismo hecho para ti? intentaré contestar a estas preguntas en esta entrada.
El inicio del turismo patrio
El azar (o la planificación, quién sabe) quiso que, en los años cincuenta del siglo XX, un pueblecito pesquero de apenas 2.500 habitantes en la costa de Alicante, forjara el destino del turismo en España en las siguientes décadas. Tras una mala temporada de pesca, y problemas económicos graves, el alcalde Pedro Zaragoza realizó un plan para que Benidorm se enfocara en el sector servicios, y concretamente, en el turismo.
Muchos fueron los pasos para llegar hasta la actual urbe con mayor concentración de rascacielos de toda Europa. Para ello, hubo muchas campañas de marketing muy, pero que muy locas. Entre otras ideas realizadas, creo que merece destacar: regalar viajes de novios a parejas de recién casados de Bilbao, traer a una familia de lapones para que dar a conocer el destino en países nórdicos, copiar el festival de la canción de San Remo, entre otros.
El sexo, cómo no, también tuvo un factor importante. La leyenda cuenta que, el susodicho alcalde Pedro Zaragoza, fue capaz de convencer al dictador Franco, para que dejase que las extranjeras pudieran ir a la playas con sus libidinosos bikinis.
Eso sí, esta ofensa a la castidad no salió gratis, ya que los defensores de los valores cristianos instalaron en el mejor mirador de la ciudad, La Cruz de Benidorm. A partir de ese momento, esta guardiana de la fe vigila que no se cometan pecados, aunque creo que está un poco anciana y con poca vista, hasta se han rodado películas porno a sus pies.
Si a alguien le ha picado la curiosidad, todo esto está muy bien explicado en el documental «Benidorm y el hombre que embotelló el sol«, dirigido por Óscar Bernacer (Nakamura Films y TVE).
El skyline, la postal de Benidorm
Sin lugar a dudas, lo que más llama la atención de Benidorm son sus elevados edificios, que compiten con entre sí para ver cual toca antes el cielo. En esta misión hay varios candidatos al podio, liderados por el edificio In Tempo (202 metros), el Gran Hotel Bali (186 metros), la Torre Lúgano (158 metros) o Neguri Gane (148 metros).
Por poner contexto, en Madrid la Torre de Cristal (249 metros) es el edifico más alto, y en Barcelona, empatan la Torre Mapfre y el Hotel Arts (154 metros). La Torre eiffel en París tiene 300 metros de altura.
Un hormiguero perfectamente sincronizado, donde cada uno tiene su función y su zona. Los ingleses se quedan en el Rincón de Loix, en un extremo de la playa de levante, mientras el turismo español prefiere la playa de poniente. Y mientras, un ejército de hormigas soldado, organizan todo para el deleite del personal. Se trata de cientos de cocineras, camareros, personal de limpieza y un largo etcétera, que hacen que esto sea posible.
Una de las curiosidades de estos rascacielos, es su forma y ubicación. Otra de las leyendas cuenta que, cuando se pusieron los planos de la ciudad, se puso un ejemplo con una caja de cigarrillos. Si se ponen varias cajas de cigarrillos en horizontal en frente de la playa, sólo los que estén en primera línea, disfrutarían de las vistas del mar.
Sin embargo, si los cigarrillos se ponen en vertical, y con cierta separación entre unos y otros, mucha más gente disfrutará de las vistas. Es decir, se diseñó una ciudad para que la clase media pudiera disfrutar de las vistas del mar en un momento en el que la pobreza aún era muy latente. El turismo de masas estaba arrancando.
Hoy en día se llama cariñosamente a Benidorm como «la pequeña Nueva York» o «BeniYork«. Aunque a mí me recuerda más a Miami.
Hoy en día se llama cariñosamente a Benidorm como «la pequeña Nueva York» o «BeniYork«. Aunque a mí, me recuerda más a Miami.
El clima, un paraíso
Antes que hablar de las playas, hay que hablar del microclima que tiene Benidorm a todo lo largo del año. Pocas lluvias y un clima templado hace de la ciudad un sitio agradable durante todo el año, inclusive en los meses más duros de invierno, donde la temperatura rara vez baja de los diez grados.
¿Y cuál es la razón de este microclima? si el ser humano se ha esforzado en hacer grandes torres de hormigón, estas no puede competir con las murallas naturales que rodean la ciudad. La Sierra de Aitana, con su impresionante Puig Campana (1.410 metros), la Sierra de Bernia o el Parque natural de la Sierra Helada (Serra Gelada) rodean la ciudad.
Este freno natural, sumado al calor del Mediterráneo, hacen que la ecuación quede ya para resolver. Si despejamos la x, nos salen unas cifras impresionantes: 300 días de sol al año, 19 grados de temperatura media anual una media anual de sol de 8 horas al día.
Las playas
De acuerdo, en la ciudad hay buen tiempo ¿y qué decir de las playas? Yo las definiría de una manera normalmente contradictoria: limpias y abarrotadas.
Es evidente que, quien viene a Benidorm lo hace por el turismo de playa. Aquí es donde más controversia se podrá encontrar: hay zonas que están realmente abarrotadas, y que pueden generar mucho estrés, como la playa de Levante o el inicio de la playa de Poniente. Otras zonas, son mucho más tranquilas.
En sus algo más 5 kilómetros de playas, podrás encontrar las típicas playas al lado del hotel, o bien calas de agua cristalina donde poder hacer snorkel. La división típica es:
- Playa de Levante: 2.084 metros de longitud.
- Playa de Poniente: 3.100 metros de longitud.
- Playa de Mal Pas: 120 metros de longitud.
- Cala del Tío Ximo y la de La Almadraba.
Playa de Levante
La típica estampa que sale en la televisión cuando se habla de Benidorm. Tiene todo lo bueno y malo que aporta la ciudad: una playa con bandera azul y todos los servicios que necesitas y más (lavapiés, hamacas, pasarelas, columpios, biblioplaya, incluso un cable-ski para disfrutar de deportes náuticos).
El lado negativo, es su masificación. Su máximo exponente es la guerra de sombrillas, donde gente (normalmente de cierta edad), reserva a primera hora de la mañana un sitio en la playa para luego irse a desayunar, hacer la compra, o lo que sea, ocupando un sitio en la playa que durante horas está vacío.
Por otro lado, al lado de la playa están algunos de los locales nocturnos con más actividad de la ciudad, como Penelope Beach o KU Lounge.
Playa de Poniente
Si prefieres la tranquilidad, la Playa de Poniente es tu sitio. Y cuanto más cerca del pequeño cerro del Tossal de la Cala, mejor. Un bonito paseo marítimo recorre esta larga playa de fina arena.
Por cierto, si te gusta practicar deportes, como voley playa, esta es tu playa. En mi opinión, esta playa es mucho mejor que Levante.
Las calas
Si estás en Benidorm y prefieres otro estilo de playas, como las que te puede dar la Costa Brava, Menorca u otros sitios mediterráneos, podrás desquitarte un poco en las Calas del Tío Ximo y la de La Almadraba. Se encuentran en plena Serra Gelada, otra visita realmente imprescindible.
Calas muy bonitas, con servicios de alquiler de tumbonas, y perfectas para la práctica de snorkel. Para mí imprescindibles dentro de la ciudad.
Justo al lado opuesto de Benidorm, en la vecina Finestrat, también puedes disfrutar de la Cala de Finestrat.
El centro o Casto antiguo
En Benidorm poco queda del pueblo costero original, aunque aún se pueden intuir sus resquicios. Estos se encuentran sobre la Punta Canfali, en medio de las Playas de Poniente y Levante (se podría decir que Benidorm es una especie de «W»).
Además de visitar la Iglesia de San Jaime y Santa Ana, la más antigua de la ciudad, podremos disfrutar de infinidad de calles con comercios y restaurantes. Una de las más archiconocidas es el Paseo de la Carretera, más conocida como «Calle del coño«. El apodo viene dado porque turistas que estaban a cientos de kilómetros de su ciudad original se encontraban con conocidos y les decían «¡Coño!, ¿qué haces aquí?«.
Sin embargo, el punto más visitado en centro es el bonito Balcón del Mediterráneo. Construido sobre las ruinas de un antiguo castillo que servía de defensa frente a incursiones de piratas argelinos y berberiscos, hoy una blanca escalinata nos acerca a las preciosas aguas del Mediterráneo.
Ojo, que si vas a la misma hora que el resto de gente (habitualmente cuando ya no es hora de disfrutar de la playa), podrás encontrarte una situación agobiante.
Dónde comer
Si hay algo que está claro es que Benidorm es un sitio popular, donde los precios están hechos para (casi) todos los bolsillos. Esto no es Barcelona o San Sebastián – Donostia, donde entrar en un restaurante sin preguntar el precio, puede ser sinónimo de suicidio económico.
El centro es uno de los espacios más populares para comer tapas o pintxos. Curiosamente, hay una gran cantidad de bares vascos, donde la calidad, aunque no llega a la que se ofrece en Euskadi o Navarra, no está mal.
Si estás en Benidorm, la paella valenciana debería ser obligatoria. Algunos de los sitios más famosos son La Arrocería de la Mejillonera o el Aitona.
Las excusiones y la naturaleza
Si prefieres hacer algo más que playa en la ciudad, te vamos a dejar alguna idea interesante que puedes hacer en la zona.
El yacimiento arqueológico del Tossal de la Cala
En uno de los extremos de Benidorm se encuentra los restos de un recinto fortificado romano que data de hace más de 2.000 años (aproximadamente del año 77 a. C). Habría ocupado, según las investigaciones realizadas en 2013, una extensión de unos 5000 metros cuadrados. Hoy en día no quedan muchos resquicios, pero las vistas son impresionantes.
La isla de Benidorm / islote de Benidorm
Si se mira desde el mar hacia Benidorm la estampa de los rascacielos marca la ciudad. Pero si se mira hacia el mar, es esta isla, la que dibuja el horizonte. Se considera una extensión de la Serra Gelada con gran valor ecológico, y es posible visitarla llegando a través de barco.
En el pequeño peñón hay un restaurante donde se puede comer, aunque tampoco es para tirar cohetes. Sin embargo, tomarse una cerveza mirando hacia el skyline de la ciudad es algo que merece la pena.
La Serra Gelada
El parque de la Serra Gelada es otro de los lugares más espectaculares del litoral alicantino, con acantilados de más de 300 metros de altura. Imprescindible para amantes de la naturaleza, hay una ruta de senderismo exigente, que conecta El Albir con Benidorm.
Ecología en el turismo de masas
Vaya título ¿eh? «Ecología en el turismo de masas», espero que llame tu atención. Intentaré desarrollar la idea. Si bien es verdad que medio millón de personas consumiendo no es muy sostenible, también es verdad que esa gente, si no lo hiciera aquí, lo haría en otro lado. Algunos datos que igual te hacen ver la ciudad de otra manera a nivel de sostenibilidad:
- El modelo de rascacielos concentra a las personas en poco espacio. Ocupa solo el 1 % del litoral de la Comunidad Valenciana, pero representa millones de visitas anuales.
- La infraestructura a nivel de cableado, alcantarillado, etcétera, es menor que en ciudades pensadas a lo ancho.
- Este modelo de ocupación ha respetado las huertas de la ciudad.
- Está ocupado durante todo el año, frente a decenas de ciudades del litoral español que están vacías 8 meses al año, con la huella ecológica que supone.
- Sostenibilidad con agua: en materia hídrica, pese a que la población se ha incrementado en un 44%, el suministro de agua se ha reducido un 18%.
- Se optimiza la visión de la playa. Pese a los rascacielos, no hay manzanas cerradas como en Madrid, Barcelona o Bilbao.
Desde mi punto de vista, preferiría tres o cuatro Benidorm en España, que la masacre costera que se hizo en el siglo pasado y que aún pagamos.
¿Está Benidorm hecho para tí?
Desde mi opinión Benidorm no es un turismo para todo el mundo, ni mucho menos.
Es un sitio para ti si:
- Tu prioridad es la playa y el sol.
- No quieras hacer un viaje para moverte mucho.
- Quiere gastarte poco dinero, o bien primas la relación calidad / precio.
- No te importa la masificación turística.
No es un sitio para ti si:
- Te gusta disfrutar de la naturaleza, ya sea en playa o montaña.
- Prefieres pagar más, pero obtener mejor calidad en los servicios, o te gustan los sitios con más glamour.
- Te consideras más viajero que turista.
- No te gusta ver a familias bañarse en tuberías que desembocan en la playa.