Puede que la ciudad ya no tenga ese bullicio alternativo de los años noventa y que la especulación inmobiliaria haya transformado algunos de sus focos culturales. Es posible que los edificios modernos resten, en parte, el encanto del ambiente punk que alguna vez definió a la capital.Pero, a pesar de ello, Berlín sigue siendo una ciudad fascinante y vibrante.
Su apertura al extranjero y la riqueza de su historia la hacen única dentro del motor económico y cultural de Alemania. Berlín mola, y mucho
Enterrando tópicos
Quizás Berlín no cuente con el aire imperial de Londres o la elegancia de París, pero esa misma sobriedad invita a apreciar lo que realmente la destaca: la cultura. No hablamos solo de la cultura oficial, sino de la que se respira en cada calle. Grafitis, artistas callejeros, mercadillos y una moda desenfadada son parte del día a día de los berlineses, que viven su individualidad sin complejos, algo que contrasta con mentalidades más tradicionales de otros lugares.
Y si alguien piensa que los alemanes son “cabezas cuadradas”, basta con dar un paseo por la capital para comprobar lo imaginativa y diversa que puede ser. Es cierto que Berlín es muy diferente al resto del país, pero es que es complicado pensar en la capital de Alemania como una ciudad poco imaginativa.

Vale, ya estoy en la ciudad, ¿Qué ver?
Aunque quizás Berlín no sea la ciudad más bonita o adinerada de Alemania, posee algo especial: una historia que la marca en cada esquina. Fue la capital de la Alemania nazi, quedó prácticamente destruida en 1945 durante la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, dividida en sectores hasta que un muro separó durante casi tres décadas a la parte comunista de la capital. Esa experiencia histórica ha forjado un carácter único: sobrio, pero a la vez acogedor y con un toque inconfundible de rebeldía.
Una buena forma de adentrarse en esa historia es a través de los free tours organizados por el grupo Sandeman. Aunque se promocionan como gratuitos, sus guías viven de las propinas, por lo que siempre es recomendable dejar algo si el recorrido te convence. La mayoría de estas rutas duran unas tres horas y, en ocasiones, se ofrecen en castellano.
A continuación, te presento algunos de los lugares e historias imprescindibles de Berlín.
La Puerta de Brandemburgo
Probablemente sea el símbolo más importante de la ciudad. Inspirada en la Acrópolis de Atenas, no es un arco del triunfo, sino una antigua puerta de acceso a Berlín. Si la visitas de noche, iluminada, tiene un encanto especial que la hace aún más impresionante.
Desde allí, puedes recorrer la avenida Unter den Linden, una de las principales arterias de la ciudad. Esta histórica calle, cuyo nombre significa Bajo los tilos, conecta la Puerta de Brandeburgo con la Isla de los Museos y la catedral de Berlín. A lo largo del paseo encontrarás edificios emblemáticos como la Ópera Estatal, la Universidad Humboldt y el Neue Wache, un monumento en memoria de las víctimas de la guerra y la dictadura.
Si sigues caminando, llegarás a Alexanderplatz, otro de los puntos clave de Berlín, donde se encuentra la famosa Torre de Televisión. Sin duda, un paseo imprescindible para conocer el corazón de la capital alemana.



Monumento al holocausto
A pocos metros de la Puerta de Brandeburgo se encuentra esta sobrecogedora obra del arquitecto Peter Eisenman. Se compone de 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas, distribuidos sobre un terreno irregular. Al caminar entre las enormes hileras de bloques grises, la sensación de desorientación y opresión es inevitable, transmitiendo simbólicamente el caos y el sufrimiento del Holocausto.
El monumento no tiene inscripciones ni explicaciones en su superficie, lo que refuerza la experiencia individual de cada visitante. Sin embargo, bajo el memorial se encuentra un centro de información donde se puede profundizar en la historia de las víctimas con testimonios, documentos y exposiciones interactivas.
Es un lugar de recuerdo y reflexión, imprescindible para comprender la historia de Berlín y de Europa en el siglo XX. Merece la pena visitarlo con calma.

El muro de Berlín, donde la piedra habla
Aún quedan puntos en los que se mantiene este muro de hormigón que separó la ciudad en dos hasta hace 20 años. Durante años recordó a los europeos que los conflictos no son sólo tema de países subdesarrollados. Aunque sólo queda una pequeña parte de lo que fue.

La historia del Muro de Berlín es curiosa, ya que la ciudad estaba en la zona oriental del país. Tras la división de Alemania en dos bloques, Berlín quedó dentro del sector comunista. Sin embargo, los aliados occidentales (EE. UU., Francia e Inglaterra) no querían perder su presencia en la capital, así que se quedaron con una parte de la ciudad.
El problema era que Berlín Oeste, la zona capitalista, se convirtió en un imán para quienes querían huir del régimen comunista. La RDA (República Democrática Alemana) veía cómo su población escapaba a través de la ciudad, lo que representaba una fuga de talento y mano de obra. Para frenar este éxodo, el gobierno comunista decidió, de la noche a la mañana y sin previo aviso, construir un muro que dividiera Berlín.
A lo largo de los años, el Muro fue escenario de incontables historias, algunas trágicas y otras insólitas. Entre las más surrealistas destaca la de 1989, cuando David Hasselhoff interpretó su éxito Looking for Freedom sobre las ruinas del muro. Poco después, este cayó. ¿Coincidencia? 😉
Hoy en día son pocas de decenas de metros las que quedan de ese legado gris.


Bundestag, reflejo de la transparencia del gobierno
En tiempos del III Reich, el edificio del Parlamento se llamaba Reichstag (Parlamento del Imperio o Parlamento Nacional), aunque posteriormente pasó a denominarse Bundestag (Parlamento Federal). Tras la reunificación alemana, el arquitecto Norman Foster diseñó su impresionante cúpula de cristal, convirtiéndola en un símbolo de la nueva Alemania.
Subir a la cúpula es gratuito y realmente merece la pena, tanto por las vistas panorámicas de Berlín como por la estructura en sí. Su diseño de cristal simboliza la transparencia del gobierno, y en su interior, una serie de espejos reflejan la luz natural hacia el pleno del Bundestag, optimizando la iluminación y la eficiencia energética del edificio. Además, una rampa en espiral permite recorrer la cúpula y disfrutar de una perspectiva única de la ciudad.





La Catedral (Berliner Dom) y Memorial Kaiser Wilhelm
La catedral de Berlín, coronada por una enorme cúpula verdosa de bronce, es imponente y de un estilo sobrio, muy en sintonía con el carácter de la ciudad.
En la parte posterior de la imagen se puede ver la Torre de Televisión, uno de los símbolos más icónicos de la antigua República Democrática Alemana. Ubicada junto a la céntrica Alexanderplatz, su silueta es visible desde prácticamente cualquier punto de Berlín. No es para menos, ya que con sus 368 metros de altura es la estructura más alta de Alemania. En la cima alberga un restaurante giratorio, aunque no tuve la oportunidad de visitarlo… el presupuesto es el que es. 😅

Otra iglesia muy especial es la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm. A diferencia de otros edificios de Berlín, esta iglesia no fue reconstruida tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. De ahí surge su imponente aspecto: una torre principal parcialmente destruida que se ha mantenido en pie como un recordatorio de la guerra y sus devastadoras consecuencias.
Ubicada en la concurrida zona de Kurfürstendamm, esta iglesia en ruinas contrasta con la estructura moderna que la rodea. Junto a ella, se construyó un edificio contemporáneo con una iglesia nueva y una torre conmemorativa. Su interior alberga un mosaico original del siglo XIX y un espacio de memoria dedicado a la paz y la reconciliación.

Hackescher Hoffe
De Hackescher Markt se encuentra esta sucesión de ocho patios interiores, conocidos como los Hackesche Höfe. Su origen es judío y, a día de hoy, albergan una mezcla de tiendas, restaurantes, galerías de arte y pequeños cines, convirtiéndose en un rincón con mucho encanto dentro de la ciudad. Su arquitectura modernista y su ambiente animado lo convierten en un lugar perfecto para pasear, comprar productos únicos o simplemente disfrutar de una copa en una de sus terrazas.
Justo al lado, existe otro patio mucho más alternativo, rozando lo punki, pero muy recomendable para los amantes del underground. Se trata del Haus Schwarzenberg, un espacio lleno de grafitis, murales y locales de ambiente bohemio, donde se pueden encontrar bares, exposiciones de arte urbano y hasta un pequeño museo dedicado a la resistencia judía en la Segunda Guerra Mundial. Es un rincón de Berlín que conserva su espíritu rebelde y creativo, ideal para los que buscan una experiencia más auténtica.


Sony Center
Este impresionante complejo de ocho edificios fue creado para albergar las oficinas de Sony en Berlín. Como era de esperar tratándose de la marca japonesa, el diseño es ultramoderno, con una estructura vanguardista que combina acero y cristal. En su interior, además de oficinas, se encuentran restaurantes, cines de última generación, tiendas y hasta museos, como el Museo del Cine Alemán, dedicado a la historia del cine y la televisión en Alemania.
Lo más espectacular del Sony Center es su gigantesca cúpula, una estructura futurista inspirada en el Monte Fuji. Por la noche, la iluminación cambia de color constantemente, creando un ambiente único y casi hipnótico. Este espacio se ha convertido en un punto de encuentro tanto para turistas como para locales, ideal para tomar algo o simplemente disfrutar de la arquitectura y el ambiente animado de Potsdamer Platz.



Tiergarten, el pulmón de la ciudad
Se trata del pulmón verde de la ciudad. No llega a ser tan grande como Hyde Park en Londres, pero ni falta le hace. Berlín está llena de parques y zonas verdes donde se puede disfrutar al aire libre. En cuanto asoman cuatro rayos de sol, los berlineses salen de su madriguera a toda prisa para hacer picnic, montar en bicicleta o simplemente tumbarse en el césped.
El parque, que en su origen era un coto de caza real, hoy es un espacio perfecto para desconectar del ajetreo de la ciudad. En su interior se encuentran lugares emblemáticos como la Columna de la Victoria, el Palacio de Bellevue (residencia del presidente de Alemania) y el Monumento a los soldados soviéticos. También hay lagos, jardines y senderos ideales para pasear o correr.
Si visitas Berlín en verano, es muy probable que veas a gente tomando el sol… y a algunos incluso practicando FKK (Freikörperkultur), el nudismo tan típico en Alemania. Así que no te sorprendas si te cruzas con alguien disfrutando del parque de una forma muy natural.


La isla de los museos
En Berlín no faltan museos. Y la mayor concentración de los mismos está en la isla de los museos. No por nada está declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO.
Entre los museos de Berlín, para mí el que más destaca es el Museo de Pérgamo, ubicado en la famosa Isla de los Museos. Este museo alberga algunas de las grandes joyas del arte de las civilizaciones clásicas. Entre sus piezas más impresionantes se encuentran el Altar de Pérgamo, un enorme monumento de la antigua Grecia, y la Puerta de Ishtar, traídas piedra a piedra desde sus ubicaciones originales en Irak.
Aquí surge el eterno debate sobre el expolio y si está justificado que estas obras se encuentren en Berlín en lugar de en sus países de origen. Algunos argumentan que los países no podrían haber mantenido ni conservado adecuadamente tales tesoros, mientras que otros defienden que el patrimonio debería volver a sus raíces. Sea cual sea la opinión, lo que está claro es que el Museo de Pérgamo (y los otros museos de la isla) ofrece una experiencia única, cargada de historia y cultura, que impresiona tanto por la magnitud de las piezas como por su valor histórico. Si eres amante del arte y la arqueología, definitivamente merece la pena visitarlo, al igual que cualquiera de los museos que conforman la Isla de los Museos.




El lado oscuro de Berlín nazi, su pasado nazi
Visitar un Búnker
Una de las visitas históricas que más me han impactado en Berlín es la visita a un Búnker nazi. Cerca de la estación de Gesundbrunnen se encuentra el búnker gestionado por Unterwelten, una sociedad sin ánimo de lucro que investiga y documenta las estructuras subterráneas de la ciudad.
Por un precio relativamente económico, podréis entrar en un verdadero búnker nazi en una ruta de 3 horas. Por cierto, la visita guiada se puede hacer en español, inglés y alemán. Ojo, es muy complicada de reservar.
En la visita están prohibidas las fotos, una lástima, así que las que vais a ver están tomadas de Wikimedia commons.
Al recorrer el búnker, la sensación es sobrecogedora. Las gruesas paredes de hormigón gris, la atmósfera fría y oscura, te transportan a un espacio que recuerda lo peor que puede hacer el ser humano. Berlín quedó desolada después de la Segunda Guerra Mundial, y en medio de esa desolación, cerca de 3.000 búnkeres fueron construidos.
Lo más impactante es imaginar las condiciones de hacinamiento. Cuando sonaban las alarmas por ataques aéreos, miles de personas se refugiaban en estos búnkeres. Sin embargo, muchos no estaban preparados para albergar a tanta gente ni para resistir los intensos bombardeos. En realidad, estos búnkeres eran como gigantescos cementerios, donde el peligro de la muerte estaba latente en cada rincón. La visita a este lugar es un recordatorio de los horrores de la guerra y de cómo la humanidad vivió uno de sus momentos más oscuros.
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Oscuros recuerdos, el búnker de Hitler

Treptower Park y la Berlín comunista
Otro de los hitos históricos de Berlín, también de un tono gris, es el Monumento Conmemorativo a los Soldados Soviéticos, ubicado en Treptower Park. Esta enorme estructura fue inaugurada en 1949 para rendir homenaje a los soldados del ejército rojo que cayeron durante la toma de Berlín al final de la Segunda Guerra Mundial. Se estima que alrededor de 80.000 soldados soviéticos murieron en la batalla.
El monumento está compuesto por una serie de esculturas monumentales y un enorme campo donde descansan los restos de los soldados. En el centro, una estatua de un soldado soviético sostiene un niño muerto, un símbolo del sacrificio y la lucha en la guerra. La atmósfera del lugar es solemne y, aunque no es un sitio especialmente alegre para visitar, tiene una gran relevancia histórica.
Este memorial es una muestra de la compleja relación de Berlín con su pasado comunista. Mientras que muchos lo ven como un tributo al sacrificio de los soldados soviéticos, otros lo perciben como un recordatorio de la opresión del régimen comunista.




Otros sitios que merecen la pena
Es imposible contar en una sola entrada todo lo que ofrece esta ciudad. Aquí tienes algunas recomendaciones para sumergirte en Berlín más allá de lo común, por ejemplo, en los siguientes barrios:
- Kreuzberg: El barrio turco de Berlín, lleno de vida, arte callejero y una vibrante mezcla cultural.
- Neukölln: Un barrio underground, conocido por su ambiente alternativo y su emergente escena artística y musical.
- Prenzlauer Berg: El barrio chic, con cafés hipsters, tiendas boutique y una atmósfera relajada.
- Friedrichshain: Bohemio y lleno de historia, perfecto para perderse entre sus bares y murales de graffiti.
Además, no te pierdas estos lugares sorprendentes:
Urban Nation: Un museo moderno en un barrio de arte, con mucha crítica social. Visita el museo
Spreepark: Un parque de atracciones abandonado de la época de la RDA. Se pueden hacer visitas guiadas para explorar su historia y sus ruinas cubiertas de vegetación. Explora el parque
Hohenschönhausen: Antigua prisión de la Stasi, utilizada para interrogar y reprimir a opositores del régimen comunista de la RDA. La visita es intensa, pero muy reveladora. Descubre la historia
Flakturm en Humboldthain: Una de las pocas torres antiaéreas nazis que quedan en pie. Puedes explorar sus ruinas y disfrutar de buenas vistas de la ciudad desde arriba.
Campo de concentración de Sachsenhausen: Un lugar histórico donde se recuerda el horror del régimen nazi y se reflexiona sobre la memoria histórica. En esta entrada de mi blog acerca de Sachsenhausen, podrás aprender más sobre este macabro pero necesario sitio.







Berlín, ¿dónde tomar una copa?
Berlín es una ciudad famosa por su vida nocturna y su escena de música electrónica, y tiene muchos lugares donde disfrutar de la fiesta hasta el amanecer. Es cierto que algunas zonas son bastante golfas o alternativas, lo que solo suma al encanto de la ciudad.
Sin embargo, la reciente renovación y gentrificación de algunas áreas ha afectado a varios de los clubes que, hace unos años, eran considerados verdaderos templos de la música y de la escena nocturna. Aunque algunos siguen siendo fundamentales en la escena, la transformación de la ciudad ha supuesto el cierre de espacios emblemáticos.
Para tomar algo
- Club der Visionaere (Am Flutgraben 1): El Club der Visionäre es un bar de ambiente relajado junto al río Spree, famoso especialmente en verano. Aunque no tiene arena, su encanto radica en estar sobre el agua, en Flutgraben, en la zona que da a Treptow. Durante el día, los asistentes disfrutan del sol y las vistas desde una plataforma flotante de madera, y por la noche, se convierten en parte de una fiesta vibrante con música electrónica y minimal que se extiende hasta altas horas de la madrugada.
- Klunkerkranich (Karl-Marx-Straße 66): situado en Neukölln, este bar es reconocido como uno de los puntos clave de la escena nocturna de Berlín. Situado en la terraza del centro comercial Neukölln Arcaden, los asistentes se relajan entre plantas y flores, disfrutando de la música de DJ y de vistas impresionantes de la puesta de sol sobre los tejados de la ciudad.
- Berghain Kantine (Am Wriezener bhf): No es el mítico club Berghain, sino su versión más relajada. Un sitio con música electrónica pero sin la presión de selección de su famosa puerta.
- Monkey Bar (Budapester Straße 40): en la azotea del hotel 25hours, con una magnífica terraza con vistas a los monos del zoológico, y una gran selección de cócteles. El local es un poco exclusivo.
Una mención especial para…
Como mención especial, me llevo el recuerdo de haber podido disfrutar de algunos de los mejores clubs de Europa, y que ahora están cerrados, como:
- Watergate, una de las discotecas con música electrónica más famosas de Alemania, y la experiencia no decepcionó. El club estaba ubicado junto al río Spree y fue conocido por su sonido de alta calidad y su impresionante vista nocturna. Pasar una noche del 31 de Diciembre en este sitio fue algo memorable.
- Fuchs und Elster (El zorro y la urraca), un bar «clandestino», que se encontraba en Weserstraße 207. Este lugar era conocido por su atmósfera semiclandestina, y fue considerado uno de los mejores afterhours de la ciudad según The Guardian. Para entrar, tenías que hacerlo en silencio a través de una tienda y bajar a un sótano que parece un laberinto de «catacumbas». Una vez dentro, la fiesta continuaba hasta bien entrado el amanecer.
- Otro sitio que me merecía la pena visitar es el Dr. Pong, que tenía cierto grado de surrealismo. Un pub que parece que no tenga nada especial, prácticamente un «cutre bar«. Sin embargo sí que hay algo especial, «the circle», una mesa de ping pong, en donde la gente alquila una paleta y se mete en la mesa.

¿Qué puedo comer?
Sin lugar a dudas, Berlín es una ciudad relativamente económica dentro de las grandes capitales europeas. Y eso se nota también en la comida.
para comer tendrás infinidad de ofertas, desde los puestos callejeros con los famosos currywurst o los kebaps (se nota mucho en esta ciudad la influencia turca), a platos vegetarianos, pasando por restaurantes de nivel. Aquí te dejo algunos sitios:
- Mustafá (Mehringdamm 32): un clásico de la ciudad. Si eres capaz de aguantar la cola, podrás comer un Kebab delicioso y económico. De hecho, ¿sabías que el Döner Kebab es un clásico de la ciudad desde los años 70?
- Burgermeister: Hamburguesería en un antiguo baño público bajo las vías del tren.
- Curry 36: Para probar currywurst, un clásico de Berlín.
- Mercados callejeros: probablemente uno de mercados callejeros más conocidos, sea Markthalle Neun, donde cada jueves puedes disfrutar de una deliciosa variedad de comida de los food trucks en el evento «Street Food Thursday».
- Restaurantes sostenibles y veganos: la esencia alternativa de la ciudad también se nota en la cantidad de restaurantes de comida sostenible y vegetariana en la ciudad. Un ejemplo, el Cafe MorgenRot, un ccafé autogestionado con brunch vegetariano / vegano donde puedes decidir cuánto pagar dentro de un rango sugerido.

Curiosidades de la ciudad
Ampelmann, ese señor rojo y verde
Se trata de un muñeco que caracteriza a los semáforos de la ciudad. Esto es debido a una campaña de concienciación infantil que se realizó en aquel entonces.
Los niños hacían más caso a estos muñecos simpáticos que a la imagen de toda la vida. Curiosamente un símbolo de la RDA – República Democrática Alemana, que se ha convertido en todo un producto de merchandising, con pegatinas, peluches, postales y hasta tiendas propias. Las vueltas que da la vida.

Frío, mucho frío
Depende de la época del año que vayas, puede que haga mucho frío. Días con temperaturas máximas de -5º y mínimas de -16º. Lo más curioso de todo es que la gente está acostumbrada, coge la bici y hace su vida de una manera normal.
Para que os hagáis una idea, un 31 de diciembre compramos unas cervezas en un puesto callejero. Las botellas no estaban muy frías y se lo comentamos al vendedor, el cual no nos hizo mucho caso. Lo curioso es que cada vez estaban más frías. Es la primera vez que compro una cerveza y cada vez que pasa el tiempo está más fría.




qué envidia, David!
ne hubiese encantado pasar el fin de año en Berlín. Bien lo sabes. Contemplar la pueSta de Brandenburgo seguro que fue una experiencia única…si es que…ya se sabe, estos alemanes, a la que les das 4cubatas se ponen…
En serio, la próxima vez que visites la capital me apunto…y si puede ser con nieve, mejor! Y si no…ya nos llevaremos el helado puesto, por eso no te preocupes!