Enclavada en el corazón de Rumanía, a los pies de los Cárpatos y en el centro geográfico de Transilvania, Brașov es una de las ciudades más hermosas y fotogénicas del país. Su casco histórico medieval, rodeado de montañas y coronado por el Monte Tâmpa, combina historia, naturaleza y una vibrante vida cultural.
Fundada por los sajones y protegida por murallas, torres y bastiones, Brașov es una parada imprescindible para quienes deseen explorar la esencia de la región.



🧭 Si estás recorriendo la región, no dejes de visitar también Sighișoara, Biertan o Viscri: tres joyas sajonas cercanas a Brașov que conservan iglesias fortificadas, calles empedradas y un encanto medieval único.
Un poco de historia
Brașov fue fundada en el siglo XIII por los caballeros teutónicos, y más tarde poblada por colonos sajones. Desde muy temprano fue uno de los centros comerciales más importantes de Transilvania. Su ubicación estratégica, en un paso natural entre los Cárpatos, convirtió a la ciudad en un cruce de caminos entre Oriente y Occidente, algo que aún se respira en sus calles medievales, iglesias fortificadas y trazado urbano.
Durante siglos, los sajones organizaron la vida de la ciudad en torno a gremios artesanales, y construyeron una red de defensas que le otorgó gran importancia dentro del Reino de Hungría y luego del Imperio Habsburgo. Aún hoy, Brașov conserva este carácter multicultural: iglesias ortodoxas, católicas y protestantes conviven en un entorno montañoso de gran belleza.

Una ciudad amurallada
Brașov estuvo completamente rodeada por murallas, construidas y mantenidas por los gremios de artesanos que también defendían distintos sectores de la ciudad. Cada gremio era responsable de una torre o bastión, y muchas de estas construcciones aún se pueden visitar:
Bastión de los Tejedores (Bastionul Țesătorilor): el mejor conservado, hoy museo.
Torre Blanca (Turnul Alb) y Torre Negra (Turnul Negru): ofrecen excelentes vistas del casco antiguo.
Bastión de los Herreros, Curtidores y Cazadores: menos conocidos, pero parte del entramado defensivo.
Rodeando las murallas hay un paseo ajardinado muy agradable, ideal para recorrer a pie entre historia y naturaleza. Si hace buen tiempo, estará lleno de gente joven, deportistas, padres con sus hijos, etcétera.



Poarta Ecaterinei – Puerta de Catalina
Construida en 1559, es la única puerta original que se conserva del sistema medieval. Debe su nombre al antiguo Monasterio de Santa Catalina cercano. Su estilo gótico y sus cuatro pequeñas torres simbolizan el derecho de la ciudad a aplicar la pena capital. Era, además, la única entrada permitida a los rumanos que deseaban entrar al casco sajón, lo que refleja la antigua división étnica y social.

Plaza del Consejo – Piața Sfatului
Esta plaza es el alma de Brașov. Rodeada de edificios sajones color pastel, en el centro se alza la Casa del Consejo, con su torre del reloj y el Museo de Historia de la ciudad. La plaza ha sido lugar de mercados, ejecuciones y celebraciones. Hoy es ideal para disfrutar de una terraza, un festival o simplemente para observar el ambiente.



Strada Republicii y Strada Sforii
Dos de las calles más icónicas de Brașov ofrecen experiencias muy distintas, pero igual de interesantes.
Strada Republicii es la arteria principal del casco antiguo. Peatonal, animada y colorida, está repleta de cafeterías, boutiques, heladerías y terrazas. Es ideal para pasear, hacer compras o simplemente disfrutar del ambiente local. Por la noche, sus farolas y edificios restaurados crean un entorno muy fotogénico.

Strada Sforii, en contraste, es una de las calles más estrechas de Europa, con apenas entre 1 y 1,3 metros de ancho. Originalmente fue un pasaje para los bomberos y hoy es un lugar curioso, muy popular para fotos, pero con nada muy especial para ver.

Biserica Neagră – La Iglesia Negra
Se trata del mayor edificio gótico de Rumanía, construido por los sajones entre los siglos XIV y XV. Su nombre viene del incendio de 1689 que ennegreció su fachada, aunque su imponente presencia siempre ha dominado el perfil de la ciudad.
El interior de la iglesia es igualmente impresionante: alberga uno de los órganos más grandes de Europa del Este, con más de 4.000 tubos, que se utiliza en conciertos regulares. Destaca también su colección de más de 100 alfombras orientales, regalos de comerciantes que cruzaban la ciudad en la ruta entre Europa y el Imperio Otomano.
La iglesia sigue en uso como templo luterano y es posible visitarla pagando una entrada no muy cara.



Parque Nicolae Titulescu
Un amplio parque junto a las antiguas murallas, ideal para relajarse después de recorrer la ciudad. Cuenta con esculturas, fuentes, zonas ajardinadas y bancos a la sombra. Es muy frecuentado por familias y estudiantes. Un remanso verde en pleno centro.


Olimpia
Zona deportiva y de ocio junto al Monte Tâmpa. Aquí encontrarás instalaciones para patinaje, canchas y senderos que se adentran en el bosque. Es también punto de partida para excursiones cortas y para subir al mirador del monte.

Cetățuia Brașovului – La Ciudadela
Situada sobre una pequeña colina al noroeste del centro, esta fortaleza fue construida en el siglo XV y reforzada más tarde como punto defensivo clave. Aunque actualmente está cerrada al público, rodearla permite ver otra cara de la ciudad y disfrutar de vistas panorámicas. Es un paseo corto y muy recomendable al atardecer.

Monte Tâmpa
Este monte de 960 metros domina la ciudad desde el sur. Se puede subir caminando (unos 45 minutos) o en teleférico. Desde la cima, junto a las grandes letras de «BRAȘOV«, se tiene la mejor vista del casco antiguo. También hay senderos con paneles interpretativos, restos de antiguas fortificaciones y bancos para descansar.

Alrededores de Brașov y conexión con la naturaleza 🌲
Brașov no solo destaca por su casco histórico y su mone Tâmpa, sino que también es la puerta de entrada a impresionantes espacios naturales de los Cárpatos. A pocos kilómetros de la ciudad, puedes explorar valles, bosques, ríos y picos que invitan a hacer senderismo, ciclismo o simplemente desconectar.
Entre las excursiones más populares están:
Parque Nacional Piatra Craiului: a unos 30 km, es un paraíso para los amantes del trekking y la observación de fauna y flora. Sus montañas rocosas ofrecen rutas para todos los niveles.
Parque Nacional Bucegi: accesible desde Brașov, alberga picos emblemáticos como el Omu y lugares mágicos como las formaciones rocosas de las Sfinx y Babele.
Lago y Valle de Poiana Brașov: estación de montaña y esquí, pero también un entorno ideal para paseos en verano y deportes al aire libre.
Rutas hacia Bran y Rasnov, con bosques y panorámicas espectaculares.
Además, el área cuenta con numerosos senderos marcados, miradores y refugios para los que buscan un contacto directo con la naturaleza sin alejarse mucho de la ciudad.