Pamplona es una ciudad antigua, muy antigua. En sus muros se guardan historias que hablan de varios siglos (incluso milenios de historia). Vascones, romanos, árabes, el ejército de Carlomagno, Napoleón… todos ellos han dejado su impronta en esta pequeña ciudad fronteriza.
Anteriormente, ya comenté alguno de los puntos más interesantes de la ciudad. En este caso el enfoque va a ser diferente, vamos a hablar de un poco de historia. Y en la capital de Navarra esta historia está íntimamente relacionada con la piedra.
La historia de la ciudad
Tranquilos, no os pienso aburrir con muchas fechas, o eso espero.
Antes de su unión en 1423, Pamplona estaba dividida en tres burgos, que prácticamente eran tres ciudades: Navarrería, habitada por vascones. El burgo de San Cernin y el de San Nicolás, poblados por francos atraídos por el Camino de Santiago. Estos burgos se llevaban literalmente a matar. De hecho, hay constancia de auténticas masacres, como la guerra civil que en 1276, arrasó con el burgo de Navarrería, o la carnicería provocada por los habitantes del burgo de San Cernin quemando la iglesia de San Nicolás… con sus feligreses dentro. Vamos, unos santos.
Supongo que el rey navarro Carlos III estaría hasta los santos %·$!» de tanto alboroto en su reino. Así que, en 1423 ordenó derribar las murallas y unió los tres burgos, convirtiendo a Pamplona en una única ciudad. La casa consistorial se encontraba en el medio, donde se encuentra el ayuntamiento. Este acontecimiento se conoce como el «Privilegio de la unión».
El siguiente punto relevante fue la invasión del Reyno de Navarra por la corona de Castilla, en 1512. Tras ese momento, y los fallidos intentos de reconquista del antiguo reino en 1516 y 1521, el enemigo pasó a ser Francia.
Por ese motivo se crea la Ciudadela, un enorme fortín amurallado, en uno de los extremos de la ciudad. Este fortín tiene diversas fases, hasta que en el siglo XX, con los avances en la maquinaria de guerra, pierde su condición estratégica.
Además de que las murallas se habían quedado obsoletas para la guerra moderna, existían serios problemas de insalubridad de la ciudad. La vieja Iruña se encontraba hacinada en los muros, así que en 1915 comienza el derribo de las murallas. Ahora resulta incomprensible, pero en su momento tuvo cierto sentido, y la ciudad lo vio como un paso hacia la modernidad, celebrando una fiesta por todo lo alto.
Las murallas de Pamplona
Uno de los mayores encantos que podemos encontrar en la ciudad es su sistema defensivo, el cual tiene categoría de monumento nacional. ¿La razón de ello? que se conservan tres cuartas partes de las murallas originales en un estado excelente. Además, son más de 5 kilómetros de recorrido totalmente gratuito. Un paseo muy relajante e imprescindible en la ciudad.
Las murallas fueron cambiando la imagen de la urbe a lo largo de los siglos. Los últimos retoques que se consideran importantes fueron los del siglo XVII (si obviamos la apertura de las murallas en el siglo XX).
El Fortín de San Bartolomé, el Bastión del Redín, la ronda Barbazana, el Baluarte de la Taconera, y el Portal de Francia son algunos de los puntos más importantes de este imponente conjunto defensivo. Por su condición militar no tiene la belleza de un castillo o Palacio (para eso en Navarra ya está el Palacio de Olite). Sin embargo el conjunto es impresionante, y muy robusto.
Si pasear no te parece suficiente, una de las mejores maneras de descubrir todos sus secretos es acercarse al Fortín de San Bartolomé, el cual hace también de centro de interpretación de las murallas.
El Fortín de San Bartolomé, el Bastión del Redín, la ronda Barbazana, el Baluarte de la Taconera, y el Portal de Francia son algunos de los puntos más importantes de este imponente conjunto defensivo.
Lo cierto es que un paseo por estos muros nos puede acercar a conocer mejor la ciudad. Si tuviese que elegir algún punto de las murallas, ese sería el Baluarte del Redin y sus alrededores, con el Mesón del Caballo Blanco. Unas vistas espectaculares de los barrios a la vereda del río Arga, así como de las montañas de su alrededor. Una recomendación, si se puede, id en verano pero llevad abrigo, ya que puede hacer viento norte.
Desde hace ya varios años las murallas tienen mucha vida, y forman parte del ocio de los pamploneses, sobretodo, en verano. Alguno de los espectáculos que se merecen la pena ver son:
- Conciertos en el Mesón del Caballo blanco: en la terraza exterior de este emblemático bar, todos los jueves de verano se realizan conciertos al aire libre de mucho nivel. Ah, y además… gratuitos. Por su pequeño escenario han pasado artistas del nivel de Ariel Rot, Ciclonautas, El Boni….
- Danza vertical en el baluarte de Guadalupe: enfocado a la danza vertical, una forma diferente de disfrutar de estos muros. Espectáculo nocturno.
- Degustación de vinos y música en «La muralla a la luz de las velas«. Las noches de los sábados de agosto las murallas se inundan de miles de velas, conciertos gratuitos y degustaciones de vinos navarros a precios asequibles. Una advertencia, hace frío, recuerda que es Pamplona.
Podría hablar mucho más acerca de las murallas, pero creo que lo mejor es que, tanto si sois de Pamplona como si no, os acerquéis a la oficina de turismo y solicitéis información acerca de las visitas guiadas. De verdad, merecen la pena.
La ciudadela
La ciudadela es uno de los complejos defensivos renacentistas más importantes de Europa. Esta estructura pentagonal (aunque ahora le faltan dos puntas) data de los siglos XVI y XVII.
Su función no sólo era defensiva, sino que también tenía como objetivo dominar a una población que podría ser hostil a la corona de España. No olvidemos que el último intento de reconquista por parte de los navarros fue en el mismo siglo.
Según comenta Alicia Cámara en la obra Muraria, «la Ciudadela debe ser entendida como una forma de dominar una ciudad de la que era posible esperar una rebelión«. De hecho el embajador Contarini advirtió que «todos los de este reino tienen odio a los españoles y desean que vuelva su rey natural Juan de Albret«.
La Ciudadela debe ser entendida como una forma de dominar una ciudad de la que era posible esperar una rebelión. Alicia Cámara – Muraria
Entre las «grandes» hazañas militares del lugar, hay una que sobresale de las demás. Esta infranqueable estructura fue conquistada por las tropas napoleónicas. ¿La estratagema? Napoleón tenía permiso para cruzar España e invadir Portugal. Para ello 4.000 soldados galos estaban asentados en las inmediaciones. Era invierno, y una copiosa nevada se ceñía sobre la ciudad, la cual aprovecharon los soldados franceses para simular una guerra con bolas de nieve.
A los soldados españoles les pareció gracioso el espectáculo, así que se quedaron a observar, mientras los soldados franceses se acercaban cada vez más a la Ciudadela. Finamente, cuando se encontraron lo suficientemente cerca, sacaron las armas que tenían escondidas, sorprendiendo a los defensores.
¿Sabes otra curiosidad? Hay mucha gente en la ciudad que no lo sabe, pero las bolas que hay enfrente de la avenida del ejército rememoran esta historia no demasiado heroica para la ciudad.
Hoy en día ha sido totalmente transformado y su anterior uso militar ha dado paso a un uso cultural. Actualmente es un lugar muy tranquilo, en donde hay diversas exposiciones gratuitas. En sus alrededores, se encuentra el mayor parque de la ciudad: «La vuelta del castillo«.
Las iglesias
Como ya hemos comentado anteriormente, Pamplona en la época medieval prácticamente eran tres ciudades en una, divididas en burgos. Por su constante beligerancia, cada uno de ellos tenía sus iglesias, con una condición defensiva muy importante. Es por ese motivo, que más que iglesias parezcan fortalezas.
Hay dos que sobresalen: la iglesias góticas de San Saturnino (Siglo XIII), y San Nicolás (Siglo XII).
San Saturnino, o más comúnmente San Cernin (variante local del francés y occitano Saint Sernin), destaca por su interior, con una altura casi catedralicia. Sus 25 metros de altura de la nave principal así lo avalan. Dentro hay una gran capilla de estilo barroco, dedicada a la Virgen del Camino (por el Camino de Santiago). Para quien no lo sepa, San Saturnino es el patrón de Pamplona, y no San Fermín, que es co-patrón de Navarra junto a San Francisco Javier.
Para quien no lo sepa, San Saturnino es el patrón de Pamplona, y no San Fermín, que es co-patrón de Navarra con San Francisco Javier.
La iglesia de San Nicolás es otro de los puntos importantes de la ciudad. En 1222, esos «entrañables» vecinos de la misma ciudad, arrasaron la iglesia de origen románico. Por ese motivo se construyó la actual, con una silueta robusta, de tipo defensivo.
La catedral de Santa María de Pamplona
Pero si alguna construcción de carácter religioso destaca por encima de las demás esa es la iglesia de Santa María de Pamplona.
De acuerdo, la fachada neoclásica es digna de un museo de terror, pero su interior sorprende. Quien mejor que el mejor escritor francés para describirlo. Víctor Hugo estuvo en 1843 de picos pardos por la ciudad. Algunos de sus puntos más célebres:
«El primer objeto que uno busca con la mirada cuando se ve por vez primera una ciudad en el horizonte es la catedral…. dos abominables campanarios de la época de Carlos III… Si queréis daros idea de una de estas torres, imaginad cuatro grandes sacacorchos que sostienen no se sabe qué ventruda y turgente vasija. Todo esto en piedra. En verdad que me encolericé…
Estuve tentado de no penetrar en ella… Vista de cerca es aún peor. Las dos excrecencias talladas en forma de tronchos de col y denominadas con el nombre de torres que acabo de describiros están sostenidas por una serie de columnas que a nada pueden compararse. Ya iba a abandonar la iglesia cuando, torciendo a la izquierda, he podido ver, detrás de la fachada, los altos muros negros, las ojivas con vidrieras luminosas, los pináculos delicados, los contrafuertes robustos de la venerable catedral de Pamplona. He reconocido en ella la iglesia que había soñado…
El interior de la iglesia me arrebató. Es gótico, con magníficas vidrieras. La catedral de Pamplona es también un poema. Pero un poema grande y hermoso.«
Como podéis ver, no tiene desperdicio. Al menos se fue con una buena impresión de la catedral, y también de la ciudad de la cual dijo “Pamplona es una ciudad que da mucho más de lo que promete”. Bueno, nos conformaremos con eso 🙂
Estuve tentado de no penetrar en ella… Vista de cerca es aún peor. – Víctor Hugo
Es cierto, el exterior de la catedral es feo, pero el interior es un auténtico espectáculo. De hecho está considerado el conjunto catedralicio más completo de España. Un interior de estilo gótico, con una altura de hasta 25 metros, nos da la bienvenida. Pero es que además también tiene un claustro excelentemente conservado. Es más, está considerado uno de los mejores claustros góticos de Europa.
Por cierto, también se puede subir a las torres. Desde el campanario las vistas de la ciudad y los alrededores no tienen desperdicio. Como curiosidad comentaros que la campana María, es la más grande en activo de España. De hecho es tan grande que la única manera de sacarla sería desmontando la torre en donde se encuentra.
Otros sitios de interés
La ciudad es antigua, capital de un antiguo Reyno y la primera capital en el Camino de Santiago. Por ese motivo, conserva elementos arquitectónicos importantes.
Uno de ellos es el Archivo Real y General de Navarra, uno de los edificios históricos más antiguos y emblemáticos de la ciudad. La historia de este palacio se remonta al siglo XII, cuando el rey Sancho VI el Sabio, ordenó su construcción.
El edificio estuvo declarado edificio en ruina, aunque ahora luce una cara más moderna, gracias a la reforma del arquitecto navarro Rafael Moneo. En sus entrañas, el Palacio Real, oculta un secreto poco conocido, incluso para los pamploneses y pamplonesas. Se trata de una gran cripta, con sus correspondientes ventanas de medio punto, y una bóveda con unos bonitos arcos cruzados. Hoy en día es una espectacular sala de exposiciones gratuita.
En sus entrañas, el Palacio Real, oculta un secreto poco conocido, incluso para los pamploneses y pamplonesas
Los puentes forman parte del panorama de la ciudad. Varios de estos puentes tienen más de 800 años. Ese es el caso del que probablemente sea el más bello de todos, el Puente de la Magdalena, de bien de interés cultural y monumento histórico artístico. Fue construido en el siglo XII, y da la bienvenida a Pamplona a los peregrinos del Camino de Santiago.
Curiosidades
Para finalizar un par de curiosidades. Por un lado, que otra forma de disfrutar de visitar espacios arquitectónicos antiguos es visitando locales del Casco Histórico. Y el mejor plan, si tienes suerte, es que te inviten a comer o cenar en alguna de las sociedades gastronómicas de la ciudad.
Existen muchísimas, desde las míticas Peñas de San Fermín (que además de ser quienes animan en las fiestas tienen sus locales el resto del año), pasando por sociedades gastronómicas como Gure leku o Jarauta 79, con comedores espectaculares. Y además, es muy probable que en las sociedades o peñas comas en cantidades más cercanas a los bárbaros que propias del siglo XXI.
Es muy probable que en las sociedades o peñas comas en cantidades más cercanas a los bárbaros que propias del siglo XXI.
Y para finalizar… una curiosidad, la cual la mayoría de pamploneses no conoce. Y es que San Ignacio de Loyola, natural de Azpeitia y patrón de Gipuzkoa, no fue un gran amigo de la corona Navarra. En mayo de 1521, tras la capitulación años atrás del Reyno de Navarra frente al de Castilla, el santo cayó herido en el castillo de Pamplona.
En este caso, las tropas castellanas estaban atrincherados en el antiguo castillo de Pamplona, tras el intento de reconquista por parte del rey de Navarra. La liberación de Navarra se realizó en apenas 20 días, aunque duró muy poco.
Un monumento rememora esta reseña histórica, en la Avenida de San Ignacio:
Espero que os haya gustado, el próximo día más 🙂