Tenerife – Masca y el Acantilado de los gigantes

Tenerife – Masca y el Acantilado de los gigantes

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En el noroeste de Tenerife es posible hacer una excursión de un día que combine senderismo y mar. En nuestro caso realizamos un recorrido que nos dejó un gran sabor de boca.

Para ello dejamos el coche en Los Gigantes. Allí mismo reservamos taxi y bote de vuelta. Una vez allí tomamos un taxi hasta Masca (27 euros), realizamos el descenso andando por el barranco hasta la playa y de ahí tomamos un barco de regreso a Los gigantes (10 euros). Pero empecemos desde el principio.

Masca y el descenso por el barranco

¿Y qué es Masca? pues es un caserío situado en la punta noroeste de Tenerife, en el cual para llegar tienes que pasar por una carretera con mil curvas, y que te transporta a otro continente. Si bien estamos en el continente africano, Masca recuerda más bien a un país centroamericano, con sus picudas montañas, palmeras y lagartos.

Lo de carretera con mil curvas, es cierto, y a las pruebas me remito:

Como consecuencia de la serpenteante carretera, dejamos el coche en la población de Los Gigantes. El otro motivo es que hay que dejar el coche donde buenamente se pueda, y no es fácil porque va mucha gente. Y una vez que llegas, las vistas del caserío merecen la pena:

El pueblo de Masca está declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico, dentro del espacio natural protegido. Desde aquí comienza una agradable ruta en descenso hasta la playa.

La ruta la puede realizar cualquier persona que esté en buen estado. Son unos 650 metros de desnivel y unos 6 kilómetros de distancia que se hacen en dos horas y media o tres. Durante el camino y en función de la época del año se pasan varios canales de agua, lo cual lo hace más divertido, y además, por la porosidad de la piedra, no tiene ningún peligro porque agarra muy bien.

Una vez que descendemos por el barranco, las paredes estrechan el camino, dejando un pasaje muy particular. Otra de las cosas curiosas de esta ruta son las caprichosas formaciones rocosas.

Poco a poco el barranco se va abriendo, hasta llegar a una pequeña playa de piedra. La playa tiene una pequeña plataforma en donde los barcos no amarran, sino que te «lanzan» al bote 🙂

El acantilado de los Gigantes

Finalmente una vez en el bote disfrutamos de unas vistas alucinantes. Las paredes rocosas en ocasiones superan los 600 metros de altura.

Y de vuelta a la ciudad, la climatología y la cercanía a este espectáculo, ha favorecido el desarrollo de una importante (y aberrante) urbanización.

 

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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Esta entrada tiene un comentario

  1. JOSE LUIS

    Por si fuera interesante o de utilidad para ti, para tus compañeros de rutas o para los lectores de tu web, tengo publicado el blog http://plantararboles.blogspot.com
    Un manual sencillo para que los amantes de la naturaleza podamos reforestar, casi sobre la marcha, sembrando las semillas que producen los árboles y arbustos autóctonos de nuestra propia región.
    Salud, José Luis Sáez Sáez.