Myanmar, Yangón (Rangún)

Myanmar, Yangón (Rangún)

En este momento estás viendo Myanmar, Yangón (Rangún)

Yangón, el final del trayecto

Tras un par de semanas por Myanmar llegamos a nuestro punto y final en este país: Yangón. Pablo Neruda describió a esta antigua capital del país como «Una ciudad de sangre, sueños y oro«.

Supongo que yo seré más terrenal, pero lo cierto es que no disfruté esta ciudad. A diferencia de otros puntos del país como Bagan o el Lago Inle, esta ciudad no me aportó nada especial.

Eso no quiere decir que no tenga algún sitio que realmente merezca la pena visitar.

Supongo que yo seré más terrenal, pero lo cierto es que no disfruté esta ciudad.

Shwedagon paya

El punto más famoso de la ciudad. Este complejo religioso se caracteriza por su majestuosa estupa de 100 metros de altura, recubierta de 27 toneladas de oro. Se cree que se guardan ocho cabellos de buda.

La entrada al recinto cuesta 8.000 MNK, es cara pero merece mucho la pena pasar una tarde en el complejo disfrutando de las estatuas, tesoros. O simplemente ver a la gente caminar.

Probablemente en el recinto algún guía querrá prestarte sus servicios. Mi recomendación es que es mejor entablar conversación con algún que otro monje que deambulaba por allí. Alguno es muy amable y si le apetece podrás tener una buena charla.

Por la zona se podrán ver cosas curiosas, como niños llevando ofrendas, o símbolos religiosos que en mundo occidental se convierten en simbología nazi:

Los parques

Yangón es una ciudad grande. Se estima que viven alrededor de 4.344.100 habitantes en una ciudad con una caos absoluto. Por ese motivo es bueno relajarse en los parques que tiene la ciudad.

Unos de los más famosos es el que se encuentra en el lago Kandawgyi. Una vez dentro del parque una enorme construcción simulando un barco real nos da la bienvenida. Se trata del restaurante Karaweik Palace.

En este sitio sí que se puede uno relajar, de hecho estuvimos toda una tarde, hasta que vimos el atardecer aquí y un ejército de cientos de cuervos nos empezó a sobrevolar, así que decidimos que era buen momento para marcharnos. Pero aparte de nuestra aventura apocalíptica, el sitio es muy agradable:

Yangón, ciudad colonial

Yangón fue fundada hacia 1755, cuando el rey Alaungpaya conquistó el centro del país. Entonces llamó a la nueva ciudad Yangón, que quiere decir «fin de la lucha«. Sin embargo el nombre no le hizo justicia, y cuando los ingleses la invadieron, la llamaron Rangún, que es una deformación de la palabra Yangón.

La ciudad tuvo su edad de oro a principios del siglo XX. De hecho varios edificios atesoran lo que tuvo que ser una bella ciudad. Sin embargo, la mayoría están para rehabilitar:

También es curiosa lo cosmopolita que es la ciudad. Es fácil ver mezquitas, iglesias o pagodas. Además, la presencia de indios, pakistaníes y chinos es muy notable.

Cuando los ingleses la invadieron, la llamaron Rangún, que es una deformación de la palabra Yangón

El ambiente en la ciudad

Que Yangón es una ciudad con vida, nadie lo puede dudar. Sin embargo no es el estilo de vida que me gusta: demasiados coches, demasiados edificios, demasiada gente por metro cuadrado… la ciudad es un hormiguero de grandes dimensiones. Un amigo comentó que le recordaba a la India. Supongo que para los gustos están los colores… o Yangón.

Los edificios dejaban claro en qué tipo de ciudad estábamos:

Y el ajetreo de la ciudad era más que evidente, incluso con Monzón:

El tren circular

Es muy habitual darse una vuelta en la línea circular de Yangón. El trayecto nos costó 200 MNK y se coge desde el andén 6 o 7.

Durante los 50 kilómetros que dura el recorrido y las 3 horas de duración se puede ver la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad. Se pueden ver a niños y niñas de camino al colegio, trabajadores regresando a sus casas o vendedores ambulantes.

Eso eso todo lo que dió la ciudad. Espero que os haya gustado 🙂

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.