En esta entrada escribiré sobre alguna de las poblaciones más interesantes del norte de Tenerife. Si en anteriores entradas del blog les tocó el turno al Puerto de La Cruz y el Macizo de Anaga, hoy le toca a La Orotava, Icod de Los Vinos y San Juan de La Rambla.
La Orotava, vigilando el mar
Puede que la Orotava no te suene, pero si te digo que en su término municipal se encuentra un 78% del total del Parque nacional del Teide, quizás vayas haciendo memoria.
El municipio está considerado uno de los más bonitos de Tenerife. Y es que su casco histórico fue declarado Conjunto Histórico Artístico Nacional allá por 1976. ¿Y qué le hace tan especial? pues, al igual que San Cristóbal de La Laguna, ese aire señorial y bien conservado. Es algo para remarcar en una isla donde el turismo no ha cuidado bien muchos emplazamientos, sobretodo en el sur de la isla.
Eso sí, en esta población, las cuestas son bastante habituales. De hecho, se encuentra a 360 metros de desnivel, en pocos kilómetros desde la costa (se puede ir andando hasta Puerto de La Cruz). Así que paciencia con las cuestas.
Quizás La Orotava no disfrute de grandes monumentos, pero no por eso deja de ser encantadora. Entre los puntos más interesantes se encuentran Casa Lercado y la turística Casa de Los Balcones.
Caminando por el centro encontrarás otros espacios remarcables, como el Museo de Artesanía Iberoamericana de Tenerife (MAIT), la Iglesia de Nuestra Señora de La Concepción con su bonita fachada y unas torres de unos 25 metros de altura, o el propio Ayuntamiento de La Orotava.
En resumen, un sitio interesante para visitar con calma, y tomarse una cerveza en alguna de sus bonitas plazas.
San Juan de La Rambla y su pequeño secreto (ya no tanto)
Puede que esta humilde localidad de sólo 20 kilómetros cuadrados no tenga nada especial, o sí. El mar siempre es un buen reclamo, y las piscinas naturales llaman la atención. Tenerife está bien dotada de ellas, y una de las más bonitas es el Charco de la Laja, en San Juan de La Rambla. Es un buen sitio para darse un baño. El consejo se lo debo a una buena amiga, que está enamorada de Canarias, y siempre dice que «Canarias es lo más».
En mi caso, el día no invitaba al baño, pero sí a admirar a una familia de rusos disfrutando de la piscina, en medio de un mar bastante agitado. Pero el clímax vino con la madre, que se metió en la zona más peligrosa de todas. Cosas de rusos, supongo.
Icod de los vinos y un ser vivo muy antiguo
También en el norte de la isla se encuentra esta población, vinculada desde hace años al cultivo de la vid. Pero aunque los viñedos conformen parte de la cultura y economía del lugar, el icono más representativo de Icod es el Drago milenario, una enorme planta con un porte extraordinario, de 18 metros de altura y casi 20 metros de perímetro en su base. Y no, el Drago no es un árbol, sino que es una planta muy antigua, de unos 800 años, aunque las leyendas hablan de 3.000.
El Drago milenario, una enorme planta con un porte extraordinario, de 18 metros de altura y casi 20 metros de perímetro
Para ver el Drago milenario, existen dos posibilidades. Una de ellas es pagar y entrar en el parque del mismo nombre. La otra opción es verlo desde la bonita Plaza Andrés de Lorenzo Cáceres, que además, es gratis. Cuestión de gustos, pero aconsejaría ir primero a esta plaza, y si no es suficiente, entrar en el parque.
