Frías – Burgos

Frías – Burgos

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Frías, la ciudad más pequeña de España

254 habitantes, es toda la población de esta encantadora ciudad burgalesa a 85 kilómetros de la capital Burgos. Y sí, es correcto, has leído «ciudad«. Pero para saber el por qué, hay que retroceder unos cuántos siglos. La ciudad pasó de forma intermitente del Reino de Navarra al de Castilla, para en 1202, depender ya definitivamente de este último.

A partir de aquí, Frías tuvo unos siglos de crecimiento económico. En primer lugar, con el Fuero de Logroño en 1202, En 1435, el rey Juan II de Castilla otorgó a la villa el título de ciudad. Cabe destacar que a día de hoy, focos económicos como Bilbao o Madrid, tienen un título menor como villa.

Pero este título venía con segundas, ya que la intención del rey no tenía nada que ver con el bienestar de sus súbditos. Más bien tenía que ver con el intercambio de esta «nueva» ciudad por Peñafiel, perteneciente al Conde de Haro.

Esta especie de especulación medieval tuvo su encontronazo con la población de Frías, que no veía con buenos ojos a su nuevo señor. Sin embargo, los poderosos suelen ganar, y tras un asedio, Frías aceptó su nueva condición.

Uno de los pueblos más bonitos de España

Hoy en día, Frías es un pueblecito que, como otras partes del país, sufre la despoblación de las zonas rurales.

En el caso de Frías se lleva mejor que en otros puntos. Por un lado, por la belleza de sus alrededores. Frías se alza a los pies de los Montes Obarenes, últimos coletazos de la Cordillera Cantábrica antes de llegar a la meseta castellana.

También llama la atención el río Ebro, el cual no pasa por el centro de la ciudad (esa suerte es para el río Molinar), pero sí que se encuentra a escasos metros. Un poco más hacia el este, el Ebro deja su huella en un espectacular desfiladero, que termina en el embalse de Sobrón. Hablando de agua, las cascadas de Tobera es otro de los puntos importantes de la zona.

Por otro lado, el patrimonio de Frías es impresionante para el tamaño de su escasa población. Un espectacular castillo digno de esa serie que estás pensando, sus calles empedradas, sus casas colgantes, su aspecto medieval… todo esto hace que el sitio merezca una visita.

Y no sólo eso, sino que Frías está incluido en la asociación de los pueblos más bonitos de España, garantía de su belleza y calidad turística. Otros ilustres integrantes de los que ya hemos hablado en quieresviajar son Ujué (Navarra), Albarracín (Teruel), Tejeda (Gran Canaria), o Bubión, Capileira y Pampaneira (Granada)

El complejo arquitectónico de la ciudad

El Castillo

Pero vayamos al grano. Lo primero que llama la atención en Frías es su desafiante castillo. El Castillo de los Duques de Frías o de los Velasco se eleva en el paisaje, y da una vista privilegiada de toda la llanura y el paso del Ebro. Se tiene constancia del castillo desde el año 867.

La visita al castillo es económica (a pagar 2 euros en la oficina de información), y merece la pena si quieres ver una de las mejores vistas de Frías. Ojo con las personas que tengan vértigo, paciencia. 

Puente Medieval de Frías

Con sus 143 metros de longitud y sus 9 arcos, este puente de origen románico llama enormemente la atención a la entrada del pueblo. En la parte central tiene una torre defensiva, que también servía para pagar el tributo por pasar. El puente se parece mucho a otro pueblo medieval, en este caso en la provincia de Girona: Besalú.

Las casas colgadas

En comparación con Cuenca, la cantidad de casas colgantes que tiene Frías la supera con creces. De dos o tres plantas, se encuentran encaramadas sobre la roca.

Pasear, pasear, y pasear, descubre otros sitios

En la escasa extensión del pueblo, lo mejor es dar un paseo por su estructura medieval para disfrutar de sus encantadores rincones. Otros puntos de interés son la casa cuartel y Palacio de los Salazar, la calzada romana, la hermosa iglesia parroquial de San Vicente Mártir y San Sebastián o la antigua judería.

En sus estrechas calles tampoco hay carencia de bares y restaurantes para hacer un alto en el camino, así que disfruta con calma de esta pequeña joya medieval.

davidsantes

Érase una vez un tipo normal con una gran pasión, viajar. Esta pasión a su vez alimentaba su curiosidad, y como tenía muy mala memoria lo dejaba todo plasmado en otra aficción, la escritura. Este tipo normal también era un loco de la fotografía, con lo que al cerrar el círculo lo transformó en un blog.

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